Capitulo 17

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—Tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas por las que nunca lloro en su debido momento
—Mario Benedetti

Frey:

Si hay algo en lo que nunca fui muy bueno, era en consolar a las personas.

Y justamente ahora, no sé cómo consolar a Daniela para que se calme y deje de llorar.

Es decir ¿Por qué llora? Hace un segundo estábamos felices, bien y ahora esta llorando.

—Joder, ya cálmate, inundaras todo el bosque por estar llorando.

Ella me pone mala cara al instante y deja de llorar.

—¿Es enserió? ¡¿Qué pasaría si me estuviera desangrando?!— dice exaltada hacia mi.

—¡Lo hice para que dejaras de llorar! ¿Y sabes qué? ¡Funcionó!

Ella abre su boca indignada.

—Joder, que linda forma de hacer que nadie llore, eh— dice con sarcasmo.

—Agh, lo intente ¿okey? No estoy acostumbrado a consolar a la gente— digo obvio.

—No quería que me consolaras, idiota— dice rodando los ojos y sorbiendo su nariz.

—¿Entonces que querías?— digo extendiendo mis brazos a los lados.

—Que solo estuvieras aquí y que no me estuvieras fastidiando.

—Y eso hice— digo obvio.

—¡Si pero luego dijiste una estupidez y lo arruinaste!

—¡Agh! ¡Esto es absurdo!— digo desesperado.

—¡¿Si es absurdo por que sigues gritando?!— dice confusa hacia mi.

—¡Porque tu lo haces!— digo obvio.

—¡Lo hago por que tu lo haces!— dice exaltada.

—¡¿Si?! ¡Pues entonces ya no lo hagamos más!— digo exaltado.

—¡Bien!

—¡Bien!

—Solo no sabia que hacer ¿si? Me vuelves débil y no se como comportarme contigo así— digo obvio.

Ella suelta un bufido y luego se da la vuelta, pero se cae de cara.

—Joder, ¿estábamos peleando tanto para que ahora te caigas?

Ella se da la vueltas quedando boca arriba de la tierra y me ve con una mala cara, luego me extiende su mano hacia mi.

—Si no me ayudaste con consolarme, almenos ayúdame a levantarme.

Suelto un suspiro y luego extiendo mi mano hacia ella.

Daniela:

Veo como Frey acerca su mano hacia mi y al entrelazadas lo jalo a mi, haciendo que el quede arriba mio y yo debajo de el, en la tierra de el bosque.

—¿Para eso querías que te diera la mano?— dice como buscando paciencia.

—Hu–hum— digo y luego río divertida.

El niega con la cabeza y luego cuando se levanta un poco hace que nuestras narices rozen y que nuestras respiraciones se mezclen.

Veo como baja su mirada a mis labios y luego lo hago igual.

—¿Sigues creyendo que no te gustó que te tirara conmigo?— pregunto un poco divertida.

—Sigo creyendo que me vuelves débil— dice haciendo que su aliento choque en mis labios.

Oscuridad [Frey Stein Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora