EL PODER DE UN INCUBO

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-¡Inulindo! - apretó los dientes kagome -¡Como demonios te atreves a decirle inulindo a mi esposo! - grito enfadada la azabache.

-¡Kagome! - dijo asombrada rin al ver como su prima se levantaba sin importarle su dolor.

-¡Eres una perra por quitarme a mi amado I-N-U-L-I-N-D-O! - contesto furioso jakotsu esa mujer le grito a el, al segundo demonio más fuerte de este infierno.

Kagome apretó su arco, todos notaron como el aura espiritual se aquella azabache aumentaba a niveles que nunca han visto -¡Repite nuevamente ese apelativo dirigido a mi esposo, y en un chasquear de dedos te partiré en dos! - amenazó dijo kagome, no sabia porque pero estaba tan enojada, sabia que su esposo es un mujeriego pero era su esposo y mientras respirara el tenia dueña.

Al otro lado del espejo, todos los presentes observaron la gran sonrisa del demonio rojo, que al escuchar y ver a su mujer enojada por el modo que jakotsu se dirigía a el, lo complació demasiado sentir que ella era de igual de territorial que el, hizo que sus ojos brillaran de deseo y tenia una sola cosa en mente y era hacerle el amor a su esposa una y otra vez en diferentes posiciones donde sus gemidos serian la música que repetiría incontables de veces.

-¡Perro en celo! - se burlo miroku al ver esa mirada de su amigo, solo la veía cuando mataba a innumerables personas, pero ahora esos ojos tiene un tinte de pasión, y lujuria salvaje; provocados por esa azabache que estaba en el infierno por el. 

-¡No me culpes amigo, como no estar excitado si mi mujer ha proclamado su amor por mi! - respondió inuyasha sin dejar de mirar aquel aura puro que deseaba mancillar con su aura demoniaca. 

Todos los presentes estaban en shock, ninguna mujer que tuviera dos dedos de frente diría tan osadía, a sus amos pero dos mujeres demostraron el poder de ser dignas de ser sus señoras, y rogaban que salieran de esa prueba para demostrarles su lealtad eterna.

Jakotsu escucho las palabras de inuyasha a miroku y se enfureció tanto que invoco una gran bola de fuego -¡Maldita calcinare todo de ti, eres una molestia! - grito el incubo.

-¡Espero con ansias que lo hagas! - contesto kagome. 

-¡Kag, porque estas tan enojada! - pregunto rin nunca había visto a su prima tan furiosa. 

-¡Porque le enseñare a respetar los esposos ajenos! - dijo kagome a su prima.

-¡Pero si querías separarte de inuyasha! - le recordó rin sus palabras.

-¡Jamás inuyasha taisho es mío! - dijo kagome sin pensar en nada más ella no comprendía si era amor o porque deseaba conducir esos hermosos autos pertenecientes a su esposo.

Antes esas palabras jakotsu escucho las palabras de su amado, y eso lo enfureció -¡Maldita como te atreves a seducir a mi amorcito! - lanzó aquel ataque nadie había escapado de ese ataque.

Rin tembló de miedo su prima era la sacerdotisa más poderosa de su familia -¡Kag porfavor no le hagas mucho daño! - le pidió rin a su prima.  

-¡Tranquila solo le cortare sus alas! - respondió aquella azabache mientras cerraba sus ojos para invocar su propio poder -¡Espadas de deseo, lagrimas de tristeza, estrellas en el cielo escuchen mi voz y obedezcan mi mandato conviértansen en las flechas, que protejan mi amor! - fueron las palabras que escucharon todos y antes de que el ataque de jakotsu tocara a la azabache por primera vez en el inframundo se lleno de luz lastimando a todos los demonios que habían en ese circulo.

Al mismo tiempo al otro lado del espejo todos los intengrantes del clan vieron el poder divino de la esposa del demonio rojo -¡Vaya hermano me pregunto que te haria tu esposa, si alguna vez la haces enojar! - se burlo sesshomaru de su hermano menor.

SEDUCIDA POR LA MAFIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora