DESTINO DE LAS HIGURASHI PARTE 2

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-¡Señor me comprometo a servirle en cuerpo y alma ante ti y a difundir su palabra solemnemente, porque este es mi camino! - decia una joven de mirada achocolatada arrodillada ante el altar de Jesucristo, quien ensayaba sus votos perpetuos, pero su mente le recordó la vieja promesa que hizo a su adorada prima kagome de encontrar el amor -¡Señor aunque no forme una familia, por favor te ruego que mi prima si lo encuentre y que sea feliz, porque ella es la mujer mas amorosa y leal de este mundo! - al terminar esa pequeña oración se dio la bendición y comenzó a retirarse de la capilla que estaba a veinte minutos del convento.

Rin siempre rezaba por las tardes en compañía de las otras novicias, y regresaban antes de anochecer, pero esa tarde estaba sola, porque estaba pensando en las palabras de la madre superiora "Hija debes estar segura si este es el camino que realmente quieres", suspiro derrotada, realmente no sabia porque de esas palabras de la madre midoriko, toda su vida esta en el convento y futuramente en una de las iglesias de japón ayudando a las demás hermanas, pero de todas las aspirantes solo a mi me dieron dos meses para recapacitar sobre mi desicion aunque no había nada mas que hablar, pero utilizaría ese tiempo para estar con su prima, y con su familia, aunque sabia muy bien que kagome no descansaría para hacerle cambiar de opinión pero ella le mostraría que su destino era estar al servicio de Dios.

-¡Esta noche no crees que es escalofriante y emocionante cariño! - decia una joven de su misma edad y cabello rizado rubio, quien estaba abrazada a un joven que la miraba con amor.

-¡Es un fenómeno raro de la luna que no son tan frecuentes! - decia un emocionado joven de cabello negro quien caminaba en las solitarias calles de akita.

La pareja al ver a rin le hicieron una reverencia por ser una religiosa, no era raro que las personas de japón respetaran mucho a las personas que se dedicaran a esta profesión, y al verlas la saludaran de ese modo,  pero la joven novicia se quedo un instante observando como la joven pareja que desprendía amor en el aire, se alejaban alegremente -¡Es lindo ver el amor en estado puro! - al decir eso quiso encontrar a una persona que la viera de esa forma tan llena de amor y respeto que envidio a esa chica -¡Pero que te pasa rin deja de pensar tonterías! - se regaño ella misma -¡Dios perdóname fue un momento de debilidad! - tal vez era por eso que la madre superiora le dio esos dos meses, porque se la pasaba observando a parejas de su edad, enamorarse y salir de citas o casarse.

-¡Realmente soy un fracaso, si mi abuela me viera realmente se moriría del disgusto! - suspiro mientras contemplo el cielo, lo que vio la asombro -¡Es una luna menguante roja, es tan bella una de las grandes creaciones de nuestro señor! - dijo con una sonrisa mientras no podía quitar sus ojos de esa bella luna y como el cielo de vez de azul tenia una tonalidad rojiza, no se preocupo de nada solo admiro el cielo tranquilamente, mientras el viento de la noche recorría su rostro, su habito era de color azul con blanco,  e igual su cofia que cubría la parte de su cabeza, era una de las ventajas de su vestimenta era abrigadora, su calzado consistía en unas botas bajas blancas que le encantaba usar.

Miro a su alrededor y se sorprendió que no circulaba ni un alma -¡Tan tarde es! - miro su reloj de mano, y se asombro de que había pasado media hora contemplando el cielo -¡Oh Dios debo llegar rápido al convento o la hermana Shiori cerraría las puertas del convento! - al terminar de mirar su reloj, se dispuso a correr lo mas rápido que podía, para llegar a tiempo al convento, akita es muy conocido por ser un lugar lleno de historia y de lugares muy naturales, su lugar favorito era un pequeño parque que estaba a cinco minutos del convento, dicho parque tenia un campo de flores hermosas y de distintos colores y en el centro de ese campo estaba un árbol Zelkova serrata, le gustaba leer recostada en ese lugar porque le daba un toque tan mágico y puro.

Por norma siempre pasaba por ese parque así que lo hizo con toda seguridad pero un quejido de dolor, la puso en alerta miro a su alrededor y al no escuchar nada, se disponía a correr pero un fuerte golpe al suelo, le hizo saber que no era imaginaciones de ella -¡Hola quien esta ahí! - dijo un poco asustada, camino estando alerta por si acaso intentaran hacerle daño, pero pensaba en ese quejido de dolor que escucho detrás del gran árbol de Zelkova, y la posibilidad de que alguien necesitara su ayuda y no brindarla la horrorizaba -¡Puedo  ayudarte en algo! - seguía avanzando sin saber quien estaba detrás de ese árbol.

SEDUCIDA POR LA MAFIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora