IV

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Nadie lo esperaba, mucho menos sus hermanos mayores. Souya y Rindou empezaron a salir más seguido, en ocasiones en compañía de sus hermanos, pero poco a poco optaron por verse a solas. Este comportamiento fue evolucionando cada día. Souya no pudo evitar sentir atracción por Rindou, al contrario, Rindou se negaba a aceptar que algo más sucedía con Souya, pero la realidad era otra cuando estaban solos. En medio de este pequeño drama estaban sus hermanos mayores.

Los hermanos mayores también estaban corriendo con la misma suerte, pero al revés. Ran aprovechaba cada visita, salida y encuentro que su hermano tenía con Souya. Ran aprovechaba para acercarse a Nahoya, a pesar de que este se encontraba reacio con su presencia. Las palabras bonitas, los sorpresivos abrazos y los besos robados eran cada vez más frecuentes. De algún modo Nahoya se había acostumbrado a la presencia de Ran en su propia casa, después de todo habían pasado cerca de 5 meses entre reuniones casuales entre los Kawata y los Haitani.

Nahoya se encontraba un tanto confundido, no sabía en qué momento Ran había entrado a su habitación. Vestía una camisa beige, traía las mangas remangadas, el cabello suelto y un pantalón de tela negro. Estaba en el marco de la pared sostenía una bolsa de regalo y un frondoso ramo de orquídeas blancas con manchitas naranjas. Nahoya estaba en su cama jugando videojuegos en su celular.

—¿Qué haces aquí? 

—Primero que nada, hola lindo, segundo Rin me dijo que tenía que salir con Souya, así que lo acompañé, hum creo que ya se fueron, ¿sabes lo que significa? 

—que tengo que soportarte...

­—¡Estamos solos! —Ran lo miraba con una sonrisa coqueta, Nahoya optó por mirarlo con una ceja enarcada.

—mira lo que te traje

—no soy una chica para que me des esas cosas

—cierto, eres mejor que una chica

Nahoya se frotó los ojos y dejó su celular sobre la cama, solo por un momento.

—ahora qué se supone que me trajiste

—tómalo

Nahoya dudoso recibió la bolsa de regalo, al revisarla notó una cajita negra y otra caja de lo que parecían ser bombones. Ran, por su lado, tomó un florero cercano a la mesita de noche de Nahoya, fue por agua y regresó rápidamente. El pelilargo optó por acomodar las flores en la mesita de noche.

—¿No crees que es muy cliché? ¿Flores y chocolates? —Nahoya tenía un rostro de desconfianza.

—Oye no seas malagradecido, te dije que revisaras

Nahoya dejó escapar un suspiro de cansancio, Ran siempre le traía regalos. No es que no le gustara la atención, pero le costaba aceptar a Ran en su vida. Nahoya con cuidado abrió la cajita pequeña y descubrió un anillo de plata, Nahoya notó que estaba sujeto a una cadena delgada. Su rostro de confusión era palpable.

—¿Ran por qué me das esta cosa? 

—¡Oye! Es algo que elegí para ti, además es un lindo anillo, mira tengo uno parecido —Ran enseñó a Nahoya su mano derecha, un anillo igual al de Nahoya estaba en su dedo anular junto a otros anillos.

—Ran no quiero un anillo, no soy tu...tu novio o algo así para que me des este tipo de cosas

—vamos es solo un regalo, lo mande hacer para ti, vamos póntelo

Para Nahoya ya no era una sorpresa el exceso de confianza de Ran. El más alto subió a la cama y se acomodó detrás suyo, tomó la cajita negra y sacó el dichoso collar. Ran estaba contento de tener esa cercanía con Nahoya, con cuidado rodeo su cuello y atinó a colocarle el collar. El anillo se balanceaba en el pecho de Nahoya. El pelinaranja no dejaba de ver el anillo, brillaba demasiado y era lindo. Ran no pudo evitar mirar el cuello de Nahoya, su aroma era dulce, le parecía un chico fuera de este mundo.

Renacer [Ran x Smiley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora