XXIII

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Los días pasaron como si se tratara de una ráfaga de viento corriendo a través de los cielos. Con ello el avance de los días que poco a poco se fueron transformando en recuerdos, cada segundo que pasaba se transformaba en un nuevo recuerdo. En el hospital las cosas no habían cambiado mucho, el aroma y el color de las paredes aún estaban impregnados de una sensación melancólica. Ese ambiente siempre fue tan ajeno que el último sitio en el que quería estar era ese. Ya habían pasado horas desde el último examen de Nahoya y Ran esperaba impaciente en las sillas de la oficina de su doctor. Presentía el diagnóstico, pero necesitaba confirmarlo.

Semanas habían pasado desde su ingreso al hospital, pero siempre lo aquejaba que algo saliera mal. El sonido de la puerta abriéndose hizo que se repusiera y fijara la mirada en su doctor que pronto apareció frente a él. El hombre le entregó un sobre sellado y Ran se apresuró a revisarlo.

-El chico ya está fuera de peligro

-¿En serio?

-Ya hicimos los exámenes y solo ha ido en progreso, se ha estado recuperando favorablemente. Su hermano ya se enteró por cierto

Ran contento por los resultados revisó la ecografía pulmonar de Nahoya. Ver que quedaban apenas rastros de la enfermedad le aliviaba el corazón. Su dedo repasó el área que antes estaba infestada de flores, tallos y capullos sin abrir, ahora eran unos pulmones más sanos casi sin rastros de flores. La felicidad se sentía tan plena que se quedó mirando la lámina, su novio se estaba recuperando a pasos agigantados.

-¿Cuánto falta para que pueda sanarse por completo?

-Cuestión de días, si sigue a ese ritmo saldrá muy pronto. Sabe que no podemos dejarlo ir hasta haber erradicado las flores en absoluto, debe gozar de buena salud. Ese fue su deseo y sus órdenes cuando el joven ingresó

-Sí...lo sé, Nahoya puede esperar un poco más, yo puedo esperar unos días más. Muy bien, iré con Nahoya y le avisaré

-No hace falta, él ya lo sabe. Está muy feliz porque le retiramos los sueros y podrá comer con normalidad. Su garganta estaba muy lastimada a razón de los tallos. Agradezcamos que no fueron rosas, esas son muy comunes y suelen desgarrar los órganos. El chico es fuerte, su presencia ayudó mucho según entendido usted es...

-Su novio, sí

-Lo supuse joven Haitani, bueno tenga más cuidado con él. Esta enfermedad aunque extraña causa bastante daño, sabe que es una epidemia aun extraña. La oleada no hace más que crecer, supongo que entiende eso

-Sí...ambos nos cuidaremos

-Eso es todo. El joven Kawata está con su hermano, estoy seguro que le agradará su visita después de las buenas noticias

Ran se retiró con los papeles en las manos, agradecer al doctor no era suficiente para él. Su alegría cada día iba creciendo más y más. Era verdad odiaba esa enfermedad, primero le había lastimado a él y ahora su novio. Era una enfermedad nefasta y no comprendía aún cómo es que no se le tomaba debida atención a los efectos secundarios. Todas las mañanas se despertaba con el fantasma de su herida, su gran cicatriz en medio del cuerpo era parte de un recuerdo del que no se acordaba. Odiaba aquella parte de su cuerpo.

Pero para su buena fortuna Nahoya resultó ser una víctima con salvación. Parecía ilógico, pero enfermedades ilógicas necesitaban soluciones ilógicas y no hay nada más ilógico que el amor. Ran pensaba que estar al lado de Nahoya era lo único bueno que había resultado de aquella enfermedad.

Con esas ideas rondando en la cabeza se encontró frente a la habitación de hospital de Nahoya. A través del ventanal vio comer contento a la vista de Souya. Imaginaba que no había nada mejor después de haber evitado la comida por su bien. Tan solo después de unas semanas de asegurarse de que no le iba a hacer daño le dio gusto verlo así de feliz. Al pasar fue recibido por una gran sonrisa de Nahoya, Souya empezó a recoger los envases de bento que su hermano había terminado. Se notaba que había perdido peso y eso le preocupaba mucho, eran los efectos de haber estado tanto tiempo en compañía del suero

Renacer [Ran x Smiley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora