Renacer [Ran x Smiley]

XVII

Las buenas noticias volaban como el viento. Esa noticia tan esperada por fin se había difundido, Souya y Rindou habían retomado su relación. Aquella noticia se esparció rápidamente entre los amigos de ambos chicos. El más contento con el hecho era Ran. Ver a su hermanito menor ser feliz y ser el de antes le impulsó a apoyar su relación sin siquiera conocer al novio de su hermano.

Sin embargo, un recordatorio le hizo pensar a Ran que este era el fin de la alianza que tenía con Nahoya. Su encuentro en la feria y su pequeña conversación de lo que pasaba por su mente le hicieron recapacitar en su insistencia por estar cerca suyo. Se habían prometido ser amigos, pero le dolía en el interior que el chico le rechazara constantemente. En ocasiones se preguntaba si lo que sentía era de verdad amor, quizá lo estaba confundiendo con atracción, o cariño, o hasta obsesión. Ran se puso a recapitular todo lo ocurrido con Nahoya y se obligó a repensar que es lo que quería del chico. Después de pensar en lo feliz que se sentía estar junto a él, y desear lo mismo para él concluyó una cosa: deseaba que Nahoya fuese feliz. Dejando el egoísmo de lado, deseaba que Nahoya se sintiera querido, sin ataduras al pasado, sin miedo, y siendo plenamente feliz consigo o sin él. En ese preciso momento su mente solo le gritaba que no solo le gustaba, estaba empezando a amarlo. El sentimiento de temor se instauró en su pecho, dolía y no sabía la razón. Un leve dolor empezó a molestarlo, y luego solo desapareció.

En el hogar de los Kawata la situación era otra. Nahoya estaba junto a su hermano desayunando tranquilamente. Souya se veía más alegre de lo normal. No paraba de preguntarle a Nahoya que debía usar y que decir en cuanto viera a Rindou de nuevo. Nahoya por otro lado solo se dedicaba a sonreírle genuinamente. Le alegraba que su hermanito recuperara la felicidad que le había quitado. Un sentimiento de paz lo había acompañado esa mañana. En ese momento el sonido de su teléfono sonó y leer el contacto le hizo pestañear un poco

—Mikey

—Smiley contestaste por fin

—es la primera llamada del día, mentiroso ¿Qué necesitas, Mikey?

—hoy nos reuniremos con los chicos a celebrar el cumpleaños de Kenchin, debes venir con tu hermano

—sí claro, estaremos allí

—trae un regalo, ¡Adios!

En pocas ocasiones solían reunirse para salir en motocicleta y pasar el rato, esta era una ocasión especial. Al avisarle a su hermano este se puso a pensar en un regalo para su amigo. No les costó mucho pensar en sus gustos. Ambos salieron de casa con rumbo al templo donde siempre se encontraban. En poco tiempo todos estaban reunidos y hablando de su día a día, aunque, el tema que más resonaba era el noviazgo de Souya con Rindou. Para nadie era extraño cuchichear de como se habían conocido y cómo es que habían terminado juntos, aún así nadie sabía la razón de su primera ruptura, a excepción de su hermano, pero era otro que escapaba del tema y evadía las preguntas. Para todos era un misterio, pero nadie daba un paso adelante para preguntar más, al fin de cuentas cada uno tenía una vida amorosa turbulenta que no se animaban a contar. Una de aquellas relaciones turbulentas entre amigos era la de Mitsuya y Hakkai. Se evitaban desde que se habían dado un tiempo para repensar su relación. Todos sospechaban ya algo porque el más alto era quien evitaba estar cerca era Mitsuya.

Dejando de lado aquel tema la reunión se puso amena en el templo y decidieron irse a la playa. Se sabía a voces que la Toman solía festejar a menudo en el sitio. Todos fueron caminando bastante animados sin pensar en que alguien los estaba mirando. Ese alguien estaba vestido ridículamente con un sombrero, gafas oscuras y binoculares.

Ran Haitani se había dedicado a perseguir a Nahoya para saber más de él y no había planeado terminar en la playa. Se le hizo divertido notarse necesitado de ver a Nahoya, planeaba salir con él. Pero al llamarlo y solo conseguir escuchar el buzón de voz se animó a ir a buscarlo. Entre sus contactos y amigos consiguió saber que su grupo de amigos se reuniría. Seguro de si mismo fue tras la pista de Nahoya. Al verse al espejo se sintió orgulloso de vestir lo que Nahoya calificó como una vestimenta absurda. Su largo camino lo llevó a esconderse detrás de baños públicos cerca al mar observando al grupo reunirse.