14. Sin escuchar a nadie

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— ¿De verdad crees que necesitas tanta pintura?

—Síp.

Jeonggoo le pidió que la acompañara a comprar provisiones artísticas según sus palabras. Es decir, comprar artículos de arte porque los ha gastado casi todos. Jimin le regaló un pack de colores y de acuarelas en su momento. Aparentemente ya no existe y eso no fue hace mucho. Jeonggoo guarda todo en su mochila antes de revisar la lista con comparativas de colores y poco tachado. A este paso se tragan el día aquí metidas.

—Ummm... Le pedí dinero a Namkyung, pero creo que ya no me alcanza. —murmura Jeonggoo preocupada de su billetera. Tiene diez mil wons y con eso no da para la mitad.

—Puedo completar el dinero. —Jimin le da su monedero. Jeonggoo la ve un instante. Lleva una blusa corta blanca con floreado blanco que se ajusta a su busto, pantalón corto de jean deshilachado y tacones de corcho. Acompañado de su peinado y joyería da tanta impresión de niña rica que lastima. Niega con la cabeza y Jimin se muestra un poco triste.

—Esperaré a mi próxima mensualidad. No importa.

— Te lo puedo pagar, tesoro. No tienes que ser tímida con eso.

Jeonggoo frunce los labios. Que jugada más sucia... Piensa un instante en que apodo ponerle, pero concluye que puede esperar a otro momento.

—Me has dado muchas cosas caras. Estoy bien. De verdad. Además, también tienes que comprarte las zapatillas nuevas, los auriculares y dentro de poco Hwasa sacará disco nuevo. Ahórralo. —repone Jeonggoo. Jimin da un suspiro. Jeonggoo tiene muy claro lo que son las prioridades momentáneas.

Sobre todo las zapatillas. Consiguió el papel que quería en la obra y sin eso no va a sentirse satisfecha con lo que haga. Continúan caminando. Hacen un contraste enorme. Jeonggoo va con un pantalón de jean flojo y una camisa grande. Su cabello sujeto de forma pobre con una pinza. Las botas negras y enormes algo gastadas. Entran a la tienda de artículos de arte y Jeonggoo muestra su lista. Le traen la mitad y maldice entre dientes. No le alcanza.

—Lo vamos a llevar—Frunce las cejas hacia su novia—. Es solo la mitad. Así las dos vamos bien

—Tramposa.

Sin recursos aparte de las ganas da por finalizado el asunto. Guarda en el pequeño compartimento de la moto. Es suya, usada, pero bastante buena. Se la regaló de cumpleaños alguien de Bangtan.

— ¡Jeonggoo!

La muchacha se crispa de golpe por escuchar el llamado. Jimin gira en esa dirección, un hombre trajeado se les acerca. Tiene la nariz pronunciada y algunos otros rasgos son muy reminiscentes a la pandillera. Jeonggoo se apura a encender la moto. Jimin se sube por el jalón en el brazo. Apenas le da tiempo para abrazarla, no así de pasar la pierna a un lado.

. . .

— ¿¡Dos horas!? ¿¡Aquí tirada!? No me jodas- Jin, solo tienes que- ¡Ya oí ya oí!

Jeonggoo continúa en su pelea por teléfono. Jimin revisa su celular con aburrimiento. Están en un parque a mitad de la nada. Genuinamente de mala muerte con todo destruido, desgastado y tragado por la vegetación. Algún otro niño juega en la cancha de basket. Jeonggoo acaba la llamada y se sienta junto a Jimin.

—No te puedo llevar a casa aún. Mi papá vio la placa. Tengo que cambiarla para que la policía no me encuentre

— ¿¡Policía!? —Repite escandalizada.

— ¡No es por nada malo! ¡Es para llevarme a casa! —Corrige por la malinterpretación. Jimin suelta aire, aliviada—. Ya ha pasado varias veces. Solo basta con escaparme y ya, pero...

honey || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora