honey || KookMin

24. El irrompible círculo de huida

Kangdae ofreció dormir con él. La cama es grande y cómoda. Jimin insistió en dormir con Jeonggoo y ahí quedó. Son las dos AM y ambas se ven cara a cara, silenciosamente. Asustadas de que el mínimo ruido deshaga lo que buscan: Kangdae dormido y fugarse sin que se dé cuenta. Jeonggoo toma con fuerza la mano de Jimin. La bailarina mueve los labios:

"Todo - saldrá - bien"

Le da un beso en los nudillos. Esperan hasta que se hace las tres. Jeonggoo se levanta primero, toma la mochila llena de ropa y sale de la habitación. Con cuidado coge las llaves de su moto y sale del departamento. Regresa para alteración de Jimin. Jeonggoo aparta algunos libros en el librero y descubre una caja fuerte.

—Tenemos que irnos

—Necesitamos dinero para un hotel.

— ¡Vamos al centro de skate!

—No tengo gasolina.

—Yo la pago.

— ¡Iremos a un maldito hotel y ya!

Consigue abrir. Jimin cree escuchar algo del pasillo. Jeonggoo guarda diez fajos de billetes entre el elástico de su pantalón. Cierra con cuidado y prisa, vuelve a poner los libros y va a la puerta, entreabierta.

— ¿Jeonggoo? ¿Estás despierta?

Se ven con pánico. Jimin va a la cocina, enciende las luces de los mesones y se quita el sujetador, dejándolo en el piso en una esquina. Jeonggoo se esconde agachada en la sombra de la entrada. La puerta ahora cerrada. Kangdae bosteza con expresión adormilada y malhumorada. Jimin abre la nevera con estruendo para toma un vaso con leche y beber. Saluda con la mano a Kangdae.

—Lamento si lo desperté. Me dio antojo de tomar algo. —dice Jimin. Kangdae niega con la cabeza y da una risa perezosa.

—Está bien. Suele suceder—Llega a estar frente a Jimin—. ¿Jeonggoo está dormida?

—Sí. Nos dormimos temprano.

—Me di cuenta. Muy silenciosas—comenta curioso. Jimin bebe—. Tienes un rostro muy hermoso—Le acaricia la mejilla y limpia un rastro de leche mínimo. Jimin lo ve a los ojos.—. Talento, brillantes, madurez, eres una mujercita ya.

—No lo creo. Duermo con un pijama de Winnie Pooh y uso pendientes de abeja. —balbucea dormitada. Jeonggoo trata de abrir la puerta, pero el seguro -que ella misma daño al escapar hace dos meses-, impide abrir sin la llave. Kangdae ríe vago.

—Que tierno. Muy tierno... Jeonggoo no puede escucharnos—Señala Kangdae—. Dime ¿No querías dormir conmigo? Mi cama es mejor.

Jimin sabe en qué sentido lo dice. Es obvio. Presiona los labios y logra ver a Jeonggoo, sus complicaciones con la puerta. Deja el vaso vacío y juega con las mangas del suéter que lleva.

—Sí, me hubiera gustado—Kangdae la arrincona—. Usted es muy amable y me agrada

—Dime Kangdae.

—Lo siento, Kangdae.

Le da escalofríos besarlo. Él la sube al mesón y abre de piernas para meterse en ellas. Jimin trata de ver y debido al ruido metálico lo abraza con los brazos y piernas, haciendo todo lo que sabe en besar. Jeonggoo no consigue abrir la puerta y en su forcejeo el sonido es obvio. Por separación Jimin se levanta el suéter y enrojece.

—No sé si están bien. Son muy grandes ¿Cree que son bonitos?

Lo atrae a su pecho y él la muerde entre los senos. Jeonggoo logra abrir la puerta y salir del departamento. Jimin le da palmadas en la espalda.