Miradas oscuras

Capítulo Diez

Gracias por estar

Alexandra Rossi

Pasó una hora aproximadamente desde que llegó Johnson, y mi padre le dijo que me  llevara a casa, el atentamente aceptó.

Aunque no se me olvida en la forma tan rara que se vieron cuando Johnson llegó al hospital, creo que en algún momento le preguntaré a el chico de los rulos.

Mi padre y mi hermano se quedaron en el hospital para esperar a hacer todos los trámites para llevar a mi madre al lugar del velorio.

Aún no lo creo.

Johnson llegó al hospital en su camioneta, el me abrió la puerta atentamente

—Sube, niñita. —dijo sin expresión en su rostro.

—No tienes que estar tan serio por lo que pasó, yo sé que tu siempre andas sonriendo.

—No tengo ganas de sonreír, verte mal a ti hace que yo también me sienta mal, —hace una pausa—. No me pidas sonreír porque no me nace en estos momentos.

—Esta bien.

¿Tanta atención conmigo? No soy una estúpida para no darme cuenta que le gusto, pero no me gustaría que se aproveche de mi en estos momentos para querer meterse en mi corazón.

—¿Quieres un café? —preguntó mientras conducía.

—Me encanta el café, pero en estos momentos siento que ni sentido tiene tomarme uno.

—Entiendo —dijo sin protestar, como siempre lo hace.

—Daniel, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Dime.

—¿Cómo se llama tu madre? —pregunté.

—Pamela, ¿por qué? —preguntó confundido.

Es ella, entonces ella fue la señora que llamó a casa.

Es ella..

—Solo curiosidad —dije.

—¿Curiosidad por saber el nombre de tu futura suegra? —preguntó.

—No seas idiota.

—Perdón.

—Mejor fijate por donde vas, ¿o me quieres matar? —dije riendo un poco.

Con el por momentos me olvidaba de todo, aunque cuando se iba, pegaba con la frente a todo, afrontando todo.

—Primero me muero yo antes de que a ti te pase algo —dijo viendo al frente de la carretera.

Senti mi cara arder.

—No seas cursi.

—Créeme que no lo soy.

—Lo estas siendo ahora.

—Solo contigo. —dijo sonriendo y viéndome por unos segundos.