Miradas oscuras

Capítulo Once

El último adiós.

Alexandra Rossi.

Johnson se quedó viendo, Max vio lo que pasaba y fue a sentarse en una silla cerca de mi tía Micaela.

—¿Qué ocurre? —dije acercandome a él.

—Nada... No pasa nada —dijo dandome una sonrisa ladeada.

—Bueno. ¿Te gustaría tomar un café? —pregunté.

Ya era tarde, el clima estaba muy frío, y yo también necesitaba un café.

—Si. Vamos.

Salímos del lugar con Jonhson, le di una sonrisa de boca cerrada a Max mientras salía. 

Nos dirigíamos una cafetería que estaba a una esquina de la funeraria.

—Ya llevo dos días sin ir al colegio, ¿qué pasó ahora? —pregunté.

—Yo si fui, aunque llegué tarde —dijo riendo.

—Como siempre.

—Pasó que vi a Alisson y tú amigo discutiendo, no sé por qué —dijo frunciendo el ceño.

No sé porque pero me esperaba esto, sabía que esta sería la reacción de Alisson.

—Bueno, ¿y qué más? ¿llegó tu novia?

—¿Cuál novia? —preguntó confundido.

—¿Gabriela? ¿No se llama así?

—Así se llama, pero no es mi novia, —hace una pausa—. Si algún día llegara a tener una novia formal, esa serías tú.

Senti que mi cara ardía y mis piernas temblaban.

—Siges siendo cursi —solté nerviosa.

—Si, y es contigo otra vez.

Ya no le respondí y el solo sonrió. Vi que ya estábamos al frente de la cafetería, por ir hablando con el nos habíamos ido caminando muy despacio.

—Adelante. Primero las damas —dijo.

—Cuanta amabilidad  —dije riendo.

El solo sonrió.

Entramos al lugar, era un lugar sencillo, pero cómodo. Habían pocas personas y decidimos sentarnos en una mesa al fondo. Pedimos dos cafés y unas galletas.

—¿Cómo estas, Ale? —preguntó.

Si cualquier otra persona lo hubiera preguntado le hubiera dicho, ¿cómo quieres que esté? Pero era el. Él.

—Estoy tratando de ser fuerte —dije dándole una sonrisa de boca cerrada.

—Esa es mi niñita —dijo riendo.

Esta vez sentí una sensación rara en el pecho y en el estómago, senti mariposas.

—¿Tú niñita? —pregunté.

—Si. —dijo con firmeza.

—¿Y qué harías si te dijera que soy la niñita de alguien más?

Obviamente solo el me decía así, pero quería jugar con el un rato.

—Sé que no tienes novio, además el apodo te lo inventé yo, es muy mío, y tú eres la protagonista de dicho apodo —dejo ver una sonrisa ladeada en su rostro.

No hacía falta preguntarle como sabía que no tenía novio, seguramente Alisson se lo había contado a Alex.

—Me gusta —le dije.