1ero de junio de 2005
Había pasado una semana desde lo que pasó en la puerta del departamento. Sobre analicé tanto la situación que, estaba segura que él quería besarme también, pero no entendía por qué no lo había hecho. Tenía muchas preguntas y León no apareció en la universidad por días. Al día siguiente teníamos matemáticas y no sabía si él aparecería ¿Me estaba evitando?
– Sol, ¿vamos? – Me dijo Alison, nos habíamos hecho amigas no hacía mucho en la clase de psicoanálisis. Y a pesar de que teníamos distintas posturas con respecto al psicoanálisis nos llevábamos muy bien. Ella sabía de León, de lo que había pasado con él y fue ella la que me terminó convenciendo que él también me tenía ganas, pero tampoco entendía por qué desapareció después de eso. Íbamos caminando al área de la facultad donde podíamos almorzar. – Sentémonos allá – Me dijo apuntando una mesa a lo lejos. Caminamos a la mesa. Después de eso todo pasó en cámara lenta para mí. La mejilla me ardía de la cachetada que había recibido – Ehh ¿Qué hacés boluda? – Escucho a Alison decir – Recatate[1] gila
– Calláte que esto no es con vos. Es con la chilena esta. – Entré en mí y me toqué la cara que aún me escocía. La miré con confusión, nunca la había visto antes.
– ¿Te conozco? – Le pregunté con el entrecejo fruncido
– No, pero me vas a conocer – La chica de ojos verdes y cabello color caoba me miraba con ira, pero se veía que había estado llorando.
– ¿Me explicas por favor? No entiendo a qué viene todo esto. – Le pedí con educación, claramente confundida.
– Alejáte de él. – Escupió enfadada
– ¿Ah? ¿De quién? – No entendía nada – Creo que te equivocaste de persona no sé de quién me hablas – Dije con sinceridad
– Sé perfectamente quien sos, hablo de León, sé que gustás de él, dejálo en paz. – El mundo de pronto se paró. ¿Por eso me estaba evitando?
– Pará ¿vos quien sos? – Interrumpe Alison
– Soy la novia nena, hace siete años, así que dejálo en paz. Dejá de hablarle, dejá de mirarlo ¿Me entendiste? – Tenía novia. Jamás lo dijo. Bueno tampoco le pregunté. Recuerdo el casi beso y me arde el estómago. Siete años.
– Tranquila, solo somos amigos. Bueno éramos... – Dije tratando de controlar las ganas de llorar que crecían en mi interior. – No tienes de qué preocuparte, entiendo. Igual nada que ver, pero tranqui yo me hago a un lado si eso te deja tranquila.
– ¿Qué decís, Sol? – Alison protestó – León es tu amigo
– Déjalo Ali. Ya no es mi amigo. – Traté de controlarme. Quería correr lejos, llorar, gritar.
– Pero Sol... – Alison sabía lo que yo sentía por León, así que tenía sentido que no entendiera por qué yo estaba dejándolo ir tan fácilmente. Aunque no era para nada fácil.
– ¿Celeste? – La voz de León sonó detrás de mí a la distancia. Cuadré los hombros. La chica frente a mi tragó saliva.
– Vámonos Ali. – Susurré en una súplica y la tomé del brazo.
– No, Sol. Dejáme que le diga sus cosas a ese pelotudo – Me dijo enojada. Sacudí la cabeza.
– Por favor, Ali, vámonos. – Cuando vio que estaba a punto de romper en llanto asintió con la cabeza.
– ¿Sol? – León dijo cuando venía llegando dónde estábamos. Me di la vuelta. Quedamos de frente y lo miré a la cara. Estaba asustado, algo pálido. Miró a Celeste detrás de mí. – Sol... – Susurró porque había entendido lo que acababa de pasar ahí. No dije nada, caminé por al lado, me tomó el brazo, pero me solté sin voltear.
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Nunca es tarde
Любовные романы"Sé que soy culpable del tiempo perdido y que mi promesa se fue con una canción al montarme en ese avión y hoy vuelvo a encontrarte..." Morat A veces el amor no es suficiente. A veces no es ni el momento ni el lugar, pero sí es la persona. Se dice q...