[ERES MIO] - Symbrock

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*Advertencia tema sensible: lea con precaución*

Duele. 

Oh, joder, duele. 

Eddie está acurrucado en la cama, con su cabello empapado en sudor pegándose a su cálida frente.  Piel enrojecida y húmeda.

Duele, duele mucho. 

Se despierta con la sensación de algo resbaladizo y pegajoso en los muslos, el dolor hace que la bilis le suba por la garganta hasta que vomite por el borde de la cama. 

Respira con dificultad y deja escapar un pequeño sollozo ahogado cuando finalmente quita la manta. 
Sus muslos están manchados, las sábanas rápidamente se tornan de un rojo tinta y una fuerte ola de dolor se apodera de su vientre nuevamente

Las lágrimas brotan de sus ojos.

Siente el aire escapar de sus pulmones...

– ¡NO, NO, NO! – No puede respirar.  ¡El bebé, mierda, su bebé! 

Venom se despierta con una sacudida. 
No saben qué los levanto hasta que evalúan su entorno y algo pesado se hunde en la boca del estómago. 

Los latidos del corazón del bebé.

Un profundo silencio...

No.

– ¡Mierda, no, no, no! 

Los ojos de Venom están muy abiertos, yendo y viniendo entre los muslos ensangrentados de Eddie y la manta empapada. 

Eddie está temblando, respirando de forma irregular. 

– Mi bebé... – Eddie gime débilmente, con la mano ahuecando su vientre vacío –No... está... – suelta un grito ahogado.

El corazón de Venom se rompe. 

El dolor en su pecho ni siquiera puede compararse con lo que siente Eddie.

Se habían negado a aceptar la pequeña vida y ahora que se ha ido, deslizándose entre sus dedos.

Están llenos de pesar. 

Estaban tan acostumbrados al pequeño sonido rápido de las alas de las mariposas.

Pero se ha ido.

Su bebé. 

Desaparecido. 

Y están perdiendo a Eddie. 

Eddie, que está pálido, que pierde demasiada sangre. 

Ellos necesitan ayuda. 

Necesitan salvar a Eddie, necesitan ... llamar a alguien, a cualquiera.

– Quédate conmigo –ordena Venom, su garganta se aprieta – Eddie, quédate conmigo. 

–Bebé, mi bebé –Eddie se estremece, las lágrimas rodando por sus mejillas sin afeitar. 

Venom toma el teléfono mientras la visión de Eddie se sumerge en la oscuridad. 

Lo están perdiendo. 

Están perdiendo su media naranja. 

No pueden. 

¡No! 

–¡Eddie!