7 minutos en el cielo

308 11 3
                                    


Otra vez en una fiesta, de nuevo viendo desde lo lejos al tonto a quien la había alterado hace un mes.

De nuevo, otro mes sin que le hablara, otras semanas alterandola con cada mini mirada que le daba, las sonrisas vacilantes que alcanzaba a ver cuando hablaba con sus amigos.

La cumpleañera era Jhoana, una chica que había sido parte de su aula pero que después la tuvieron que cambiar al aula siguiente pues ya no había espacio, había sido una de sus amigas antes de que cambiara de aula.

Al parecer se llevaba con todos los de su aula pues entre ellos estaba como siempre Simón Álvarez.

Esta vez estaba con una de sus amigas más cercanas, Emilia quien había sido parte también del intercambio de México a Argentina.

—No entiendo como es que olvidaste el regalo –comento la ojiazul mientras la pelirrubia terminaba lo poco que quedaba de su vaso con nieve de fresa.

—Es que entre mis primos, mis tios, los juguetes de mis primos y mi mamá diciendo que me apurara pues se me olvido –explico más a detalle finalizando con una mueca.

Ámbar solto una suave risita para después imitar la acción de Emilia y terminar su nieve.

Después de comer nieve, cortar el pastel y abrir los regalos, la cumpleañera pidió a todos que fueran al segundo piso para así poder iniciar con el juego que a todos los tenía entusiasmados y eufóricos.

7 minutos en el cielo.

—Las reglas son: nada de pasarse del limite, si pasa de algun beso inmediatamente se salen y hacen lo que quieran pero afuera de esta casa santa – comento con su tono vacilante causando que todos rieran mutuamente – Nada de querer salir antes, no se vale meter celulares o relojs, si les toca a quien les caiga mal se aguantan y suguen jugando. ¿Hasta ahora, hay alguien que prefiera no jugar y solo ver?

Solo un chico se nombro a si mismo para después sentarse en el sillón causando que tenga mejor vista a los demás sentados en el piso con una botella en medio.

—En caso de que les toque a quien les caiga mal y lo confiesen, nada de cachetadas o golpes que mi mamá los odiara inmediatamente – declaro a lo que todos asintieron – Pues es todo, ¡que los juegos del hambre comiencen!

Giro la botella causando que todos se tensaran, con la indecisión de querer que pasen pero con el miedo de que no les toque a quien desean, en la primera ronda le toco a una niña junto a otro niño.

La niña era más chaparrita que el niño, se dirigieron al pequeño closet de la cumpleañera para después encerrarse, desde el tocador de Jhoana se escuchaban las risitas y susurros de ambos dando a entender la comodidad que tenían.

Y así como de a poco la gran mayoría fue tomando su turno y metiendose al closet, la gran parte de los jugadores salían con una sonrisa y otros con una que otra mirada enojada o inconforme.

Entre las concursantes se encontraba Luna pues para Jhoana había sido una de sus primeras amigas ya que al comienzo de año la había pasado sola y la prqueña mexicana se había acercado al verla sola en una tardeada.

Luna le había tocado con Matteo, el italiano amigo de la rubia. Desde su lugar vio el nerviosismo de Luna por lo que pudo deducir lo que le estaba pasando, su corazón se infló de ternura al ver que a su pequeña prima le había tocado con el chico que le gustaba, por otro lado sintió algo de culpa pues bien sabía los sentimientos de Matteo hacia ella misma.

Después de unos largo siete minutos, la castaña se apresuro a salir disparada, con las mejillas rojas y con la mandíbula tensa, como si quisiese guardarse la sonrisilla emocionada.

Solos |One Shots|Where stories live. Discover now