Distancia

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Simón se encontraba manejando directamente a casa de Ámbar, ya estaba cansado de no poder ver a su novia debido a la cuarentena.

Ya van a ser cuatro meses desde que no nos vemos físicamente, te extraño Simón.

Ese había sido un mensaje de la rubia durante el chat que habían tenido hace dos horas.

Durante esas dos horas Simón había buscado las mejores maneras para estar precavido, ya tenía su cubrebocas, su desinfectante, su gel antibacterial. Estaba totalmente preparado para estar limpio de algun virus cuando llegase a la casa de Ámbar.

Hace un par de minutos le había mandado un mensaje diciendo:

Prepara tostadas, estoy en pocos minutos de ir hasta tu casa. Te extraño mucho y ya no aguanto más, tengo dos cambios de ropa. Uno para entrar a tu casa y el otro que tengo ahora para estar afuera y salir.

La ojiazul lo había regañado por un mensaje de voz pero después de algunos mensajes bonitos por parte de Simón decidió ya no decir nada y emocionarse.

Se estacionó frente a la casa de Ámbar para después mandarle un mensaje y decirle que le abriera la puerta, Simón se preparo con su mochila y su bata de baño.

—¿Para qué la bata? –le preguntó Ámbar cuando Simón ya estaba frente a la puerta, el castaño puso su mochila en el piso.

—Para que tus vecinos no queden traumatizados con mi bello cuerpo –bromeó mientras se quitaba la camisa y el pantalón.

Ámbar lo miró horrorizada y con un sonrojo fuerte en las mejillas.

—¿Podrías sacar mi camiseta y pantalón de la mochila? Toma estos guantes –Ámbar no pudo evitar reír por el sistema de limpieza que Simón había creado.

Ámbar saco ambas prendas para después llevarlas a su sala, cuando volvió Simón ya se estaba cubriendo con la bata mientras su ropa estaba tirada en el piso.

Después metió la playera y pantalón a la mochila, se quitó sus tenis y se puso otros.

—¿Tampoco te vas a cambiar de boxer? –le preguntó vacilante Ámbar, Simón le dio una mirada con una chispa de picardía.

—Ahorita no –Ámbar le dio un suave golpe con los guantes de plástico– Quitate los guantes, por ahora no me toques hasta que me quite la bata.

Al terminar, Simón entro a la casa de Ámbar para después cerrar la puerta y de un pequeño bolsillo de la mochila sacar una bolsa de plástico para después aplastar su mochila y meteral en la bolsa de plástico.

—¿No es mucho?

—Haré cualquier cosa con tal de que a ti no te pase nada –Ámbar reprimió su sonrisa boba para después sólo negar riendo.

Ámbar le entrego la camiseta y pantalón limpios para después ver cómo se quito la bata, literalmente soltó un chillido de vergüenza pues se había quitado la bata sin siquiera avisarle.

Tenía ropa interior sin embargo no pudo evitar asustarse, Simón se carcajeo mientras Ámbar evitaba mirarlo.

—¡Listo! –Ámbar le dio un vistazo, Simón le sonreía con diversión y amor causando que sus hoyuelos se marcaran– Debo lavarme la cara, ahora vuelvo.

Ámbar gruñó pues deseaba ya besarlo, Simón se apresuro a terminar rápido incluso ignoro el hecho de que le haya entrado jabón en el ojo con tal de salir rápido.

—Ya.

—¿Ya?

—Listo –Simón se acercó a acariciar sus mejillas con ternura, Ámbar cerró sus ojos disfrutando de las caricias mientras sentía cada vez más cerca la respiración del castaño– He extrañado mucho tu compañía, amor.

Solos |One Shots|Where stories live. Discover now