Fuente de agua

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La ojiazul se encontraba leyendo, en un puchero jugueteando con el lápiz mientras leía con mediana atención a la pregunta que tenía plasmada el libro frente a sus ojos zafiro, lamentaba el haber llegado a tener un ocho en su promedio de cálculo. No es que fuera floja, simplemente el último tema casi la deja sin cerebro ante lo complicado que era, o eso había pensado antes de por fin comprender.

Había dejado que Sharon la castigara por un tema que al final seria algo tan fácil, a veces llegaba a ser tan torpe.

Por otro lado estaba Simón esperando a que terminara de contestar las preguntas del libro, solo faltaba media hora para que terminaran la hora de tutoría y finalmente ambos se fueran cada uno a sus casas.

Hasta ahora no habían llegado a retomar el tema, eso lo aliviaba y al mismo tiempo lo hacía ponerse nervioso, había una posibilidad de que después de aprobar los siguientes exámenes no se vuelvan a hablar por culpa de su impulsividad y sus deseos por dejar de ser el chico bueno y educado, y también había la posibilidad de que simplemente se olvidaría el tema y seguirían hablandose.

Resultó no ser tan caprichosa como tanto la describía media escuela, es que hasta su madre al ser profesora de la misma escuela y del mismo grupo que Ámbar, la describía con cierta personalidad egocéntrica y fría.

No es que no fuera fría, si no que casi nadie se le acercaba por el simple hecho de que era de las ricas en la escuela y probablemente tenían miedo de que los humillara y dejaran caer su ego por el precipicio.

—Listo – murmuro acomodandose el cabello y dejando que Simón pudiera ver sus respuestas.

Sólo eran eso, respuestas cortas pero no secas, amabilidad tal vez o cortesía. Simón siempre de ingenuo buscando otro sentido a las cosas, jamás dejaría de sobre pensar las cosas.

—¿Y? ¿Estoy bien? – preguntó ansiosa por llegar al final de los eternos ejercicios.

—Si, estas bien en todo – murmuro dandole una media sonrisa, la rubia hizo una corta mueca causando que se terminara de completar totalmente la sonrisa de Simón acompañada de una ligera risita.

—¿Cuantos ejercicios faltan? – preguntó después de verificar la hora en su celular.

—Oh, si quieres mañana los terminas, haz avanzado suficiente – la ojiazul asintió con una sonrisa.

—De acuerdo, mañana los terminare – el castaño desvió la mirada de sus ojos.

No podía mantener la mirada pues aun la vergüenza lo estaba matando.

La última clase de tutoría había sido en el jardín de la mansión Benson, había sido en la tarde por lo que la oscuridad los había acompañado y gracias a eso se le ocurrió ser valiente y acercarse a su rostro.

Le gustaba, lo hacía aceptado hace siete clases anteriores, le gustaba la rubia. Le gustaba su sonrisa, sus ojos, su lado juguetón intentando dejar los ejercicios para después y poder comer chocolates en los momentos de tutoría.

Casi la iba a besar cuando Rey aviso sobre el final de la hora para estudiar, sólo su estupidez aun quedo repitiendose en su mente, tanto que incluso juraba sentir un suave calor en sus mejillas.

—¿Qué tienes? –preguntó Ámbar cerrando el cierre de su mochila.

—Nada, sólo veía que el agua de la fuente no cayera al libro – la rubia achino los ojos para después lanzar su cabello de sus hombros hacía atrás.

Pasaron unos cuantos segundos de silencio, en los cuales Ámbar se limito a mirarlo poniéndole más acelerado el corazón.

—Necesito que me aclares algo – murmuro cautelosa acomodandose en la banca de la mesa pública.

A Simón se le había ocurrido que era buena idea sobre tener la hora de tutoría en un parque con una fuente de agua a menos de dos metros.

El castaño asintió tratando de tranquilizarse.

—¿Qué ibas a hacer si no llegaba Rey? – una suave sonrisa se instaló en sus labios al terminar su pregunta.

—Nada – la rubia frunció el ceño – ¿Qué querrías que hiciera?

Buena pregunta, la tomo por sorpresa por lo que su ligero rubor hizo aparición bajo el cielo naranja de la tarde.

—No se, tu deberías decirme que planeabas hacer – murmuro dirigiendo sus ojos de la fuente a los ojos de Simón.

—No planeaba hacer nada.

—Claro Simón, es algo tan casual que alguien se te acerque y se note frustración en su cara cuando nos interrumpen – subió sus cejas con una mueca sarcástica.

—Pues si sabes que iba a hacer, ¿entonces porque preguntas?

—Porque quiero escucharlo de tu boca, que por cierto fue la boca que casi me besa hace tres días – murmuro logrando que se sonroje al instante.

Su rostro era como el de un niño, era adorable que se sonrojara, mucho más con su mano en la barbilla.

—Ahí esta.

—¿Yo te gusto? – preguntó esta vez logrando que Simón entreabriera los labios formando una pequeña "o" – Sólo responde, sí o no.

Que tanto le podría afectar, ya estaba avergonzado con su impulsividad, ya que más podría ser peor que ser interrumpido en un casi beso?

—Pues si –respondió casi en un suave murmuro, Ámbar ladeo la cabeza complacida.

Había una sonrisa traviesa y victoriosa entre los labios de Ámbar, alegre de haber obtenido la respuesta que le divertía escuchar.

—No era tan difícil responder – y tomo su mochila para después levantarse – La próxima clase, tutoría, hora, lo que sea, que sea en mi cuarto.

Y se acerco, su corazón comenzo querer salir desbocado ante su acelerado ritmo, la ojiazul tomo sus mejillas y lo acercó, tanto como hace tres días el la había acercado.

—¿Qué ibas a hacer a esta distancia? – preguntó casi rozando sus labios, sus narices juntas hacía cosquillas debido al continuo roce.

—No lo dire – murmuró luchando por no acercarse más.

—Claro que lo vas a decir – y se acerco más.

Sus respiraciones se mezclaban, podía sentir su aliento a dulce de fresa contra su nariz y sus labios, lo estaba tentando de una manera en que ya no podía soportar más.

—¿Qué me ibas a dar? – susurró mirando sus labios.

Derrotado por sus deseos de probar sus labios, contesto a la pregunta de Ámbar.

—Un beso, te iba a besar – murmuro para después sentir la suavidad de los labios de Ámbar.

Sus manos en su nuca y cuello, tan pronto se levantó del banco para poder estar más cómodos.

Esta vez sin pocisiones incomodas, sus manos fueron a su cintura para acercarla más. Ámbar jugueteo con el cabello de Simón mientras que el castaño dirigió sus manos a sus mejillas.

Sus labios envolviendo los suyos, acariciando sus cuerpos de una manera delicada, por cortos momentos rozar sus lenguas haciendo estremecer a Ámbar.

Ladeo su rostro profundizando el beso, con algo de firmeza y sutileza mordio levemente en labio inferior de la rubia hasta que finalmente se alejaron por necesidad de aire.

Se podía notar la inestable respiración de ambos, sus labios hinchados rojizos gracias al beso reciente.

—En tres días, clase de tu tutoría, en mi cuarto – recordo antes de dar un corto beso en sus labios y finalmente irse.

Casi alejandose por completo del parque volteo hacía atras y lo atrapo viendola con una sonrisa, una ilusionada y alegre.

Algo de cliche a este oneshot ahre❤

"Algo", con estos dos puedo enamorarme de cualquier cliche ahre 😂

Aquí les habla alguien que pasara el 14 de febrero sola :'D

El lado bueno es que nadie me rompe el corazón, bueno casi 😂😂

Tengo sueño, pero no quiero dormir :>

Solos |One Shots|Where stories live. Discover now