Amante de medianoche

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—Me casare con Luna –susurró con miedo de ser escuchado, la rubia a su lado fue perdiendo su sonrisa hasta sentir una presión en el pecho.

Esa era la dura realidad, se casaría con una de las personas más importantes para Ámbar, se había enamorado de el novio de Luna.

Ambos se habían enredado en una dolorosa situación, una en la que se culpa al corazón.

Hace menos de treinta minutos habían acariciado cada parte de si, habían grabado sus nombres en sus extremidades. Todo de ellos gritaba el nombre del otro.

Ambos sabían en lo que se habían metido, habían sido varias noches de lágrimas y testimonios del dolor en el corazón, pero no les importó. Intentaron lo que no se debía.

—¿Cuándo será la boda? –preguntó la ojiazul con la voz rota mientras su pecho temblaba, sus desnudos hombros vibraban con su respiración.

—En ocho días, Luna quiere que seas su dama de honor, quiere que estes en primera fila –Ámbar sintió una lágrima rodar por su mejilla hasta aterrizar en su clavícula.

Había traicionado a su mejor amiga, a su confidente, a su única prima, había taicionado a Luna.

—Lo siento –susurró Simón con lágrimas en los ojos mientras la respiración se le cortaba– De verdad creí ...–

—No importa, tú te casarás con Luna y yo seré su dama de honor, tendrán hijos y yo me iré a París con Matteo, así debieron y serán las cosas.

—Ámbar...

—Tengo que ir con la novia a festejar –dijo sonriendo mientras las lágrimas caían sin interrupción, se levanto del suelo que quedaba frente al ventanal para después arreglar su ropa– Felicidades Simón, Luna es una maravillosa chica... Una chica que no merecía esto –el castaño tembló sobre si.

La rubia salió de la habitación para después avanzar hasta dar con su habitación, las lágrimas no la dejaban ver con claridad. Todo era borroso.

—Ámbar ¿qué tienes? –la voz de Luna la hizo sollozar suavemente, la castaña se levanto de su cama para después avanzar hasta la rubia y abrazarla– ¿Es Matteo? ¿Te hizo algo malo?

—Me enteré que serás novia –susurró mientras escondió su rostro en el hombro de su prima– Felicidades.

Luna solto una ligera risa para después abrazar con más fuerza a Ámbar.

—No puedo creer que estes llorando, ni yo estoy así de emocionada, me da gusto saber que estas feliz por mí, lo valoro bastante –la ojiverde limpio sus lágrimas con sutileza– ¡Me casare con Simón! Con el chico de mis sueños.

Sus labios temblaron mientras forzaba una sonrisa.

Tal vez la felicidad de Luna no la hacia darse cuenta lo destrozada que estaba Ámbar, o tal vez creía realmente en la sonrisa de la rubia. Sólo Simón y la misma Ámbar sabían ese punzante dolor que permanecía.

—¿Sólo eso te pasa? Te conozco, puedes confiar en mi, no le dira nada a la tía Sharon, puedes decirme lo que te pasa y no dire nada a nadie –le dijo la más bajita mientras avanzaban hasta la cama de la rubia a sentarse.

—No pasa nada, solo estoy feliz por ti –respondió finalizando con una sonrisa entre lágrimas.

—¿Segura?

—Bueno, también es el estrés del viaje –la castaña asintio suavemente para después fruncir los labios– Tal vez... Yo no pueda... Tal vez no pueda estar en la boda, la graduación la adelantaron y el empleo de modelaje esta desesperado por buscar aspirantes y... Lo siento

Solos |One Shots|Where stories live. Discover now