Escúchame

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—¡Simón! ¡Simón espera, deja que te explique! –el llamado no lo hizo detenerse, seguía caminando a la misma velocidad y con el mismo semblante de decepción y coraje.

Todo fue mentira.

Hace seis cuadras Ámbar venía persiguiendolo tratando de explicarle lo que paso, lo que había planeado ya había sido escuchado por todo mundo.

Trataba de contener sus ganas de soltar lágrimas, detestaba que fuera tan sentimental para querer llorar por todo, era un llorón con especialidad.

Para su mala suerte la calle que debía cruzar estaba en semáforo verde por lo que tuvo que mentalizarse para saber que la ojiazul ya lo había alcanzado y seguramente faltaba menos de dos segundos para tenerla a su lado.

Se firme, hazla sufrir como te hizo sufrir a ti.

—Simón –lo llamó casi como una súplica, el castaño no volteó a verla sin embargo sabía que la estaba escuchando– Simón necesito que me mires, por favor.

—¿Para qué? –su voz sonó totalmente fría, muy distinta al Simón que usualmente la saludaba con una sonrisa.

La ojiazul lo tomo de la muñeca para jalarlo a su dirección y alejarlo de la carretera, Simón apenas dio unos pasos a regañadientes. Un metro de distancia entre la carretera y ellos, Ámbar no quería ningun accidente.

—Lo siento.

—No, no lo sientes –la encaró con hostilidad, Ámbar trago el nudo en la garganta para después respirar profundamente– ¿Por qué quemaste la pista? ¿Sabes los problemas en los que pudiste meterte? ¡Había una posibilidad de que alguien muriera en el incendio! ¡Yo pude haber muerto sí tardaba en levantar las cosas!

Apenas había llegado esa idea a su mente, se estremeció por completo de tan solo pensarlo. Le dolió haber imaginado esa posibilidad.

—No fue a propósito, todo salió distinto a como quería –el castaño cruzo los brazos e intento seguir caminando pero Ámbar se puso en su camino– Deja que te explique al menos, por favor Simón.

—No.

—Sólo deja que te explique, necesito que me escuches.

—¡No hay nada que explicar! ¡Todo es mentira! ¡Lo que me dijiste fue mentira! ¡Nada de esto es real! –exclamó con total furia, tenía una mezcla adormecente en su pecho que no lo dejaba controlar sus exclamaciones con furia.

—¡Por favor! –chillo tomándolo de las mejillas para mirarlo directamente a los ojos, pudo ver el claro dolor de Simón cosa que la hizo sentirse inútil– Por favor escúchame, por favor..

Simón pareció afectarle la cercanía, ver sus iris azules totalmente destrozados y vulnerables lo hizo sentirse peor, no queria herirla aún cuando ella lo había herido a él.

El castaño bajo la mirada para después asentir, Ámbar lo solto y respiró profundamente.

—Yo estaba muy furiosa cuando vi que Matteo había invitado a Luna a cantar, yo estaba celosa de que ni siquiera se hubiese acercado a mí para hablar y tratar de arreglar las cosas. Durante vacaciones el me había prometido que todo volvería a ser como antes, que volverían los maratones de películas y las salidas de amigos, yo estaba furiosa por no poder tenerlo conmigo –hizo una pausa tratando de aclarar su voz– Todos estaban distraídos y aproveché para ir a esa máquinarias de luz, mi intención era que se detuviera la música y les arruinara el momento ¡yo no pensé que tomaría algo más serio mi impulso!

El castaño se mantuvo con la vista al piso, segundos después cruzo los brazos mientras esperaba a que Ámbar siguiera explicando.

—Después de que anunciaran el incendio yo no sabía que hacer, no queria decepcionar a Sharon o que tuviera problemas legales. No sabía que hacer.

Solos |One Shots|Where stories live. Discover now