Capítulo 17

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Jade

Un sudor frío corrió por mi nuca; Adán estaba aquí. No podía despegar mi vista de él. En el salón se escucharon varios murmuros por parte de las chicas. Adán les brindó una sonrisa coqueta haciéndome aterrizar y voltear los ojos; presumido.

Su sonrisa se esfumó y en seguida su vista fue a pasar por el salón, cambié mi cara y miré hacía la ventana. Sentía ese par de ojos en mi espalda y en seguida me tensé. Me mordí el labio inconscientemente y cerré los ojos. Mis palpitaciones iban a mil por segundo —Qué exagerada— pensé. ¿Qué hace aquí? ¿Por qué ésta aquí? ¿Por qué verle me pone de ésta forma tan nerviosa? Abro los ojos y los pongo en blanco cuando la rectora le dice quien soy; supongo que hasta me señala con su dedo gordo.

—Profesora. Quisiera que excusara al  nuevo estudiante, y por supuesto a la señorita Hudson —Habla demandante la rectora.

—Claro, no hay problema con eso —Dice la profesora mientras que yo maldigo internamente.

Mis manos tiemblan y sudan por causa del nerviosismo. Respiro descontroladamente y mi corazón se detiene cuando escucho mi nombre de nuevo.

—Señorita Hudson tome sus cosas y encárguese de mostrarle el campus al joven Bradley.

Asiento sin voltear, tomo mis cosas y las guardo en mi bolso. Me levanto, cierro los ojos y boto el aire para luego darme la vuelta con seguridad mostrándome seria. Los ojos de Adán brillan y me examinan de arriba hacia abajo haciéndome sentir incomoda. Acto seguido eleva la comisura de sus labios; es tan malditamente sexy, luego dirige su mirada a mi rostro, su boca se abre y susurra un ¡Wow! mientras me mira sorprendido.

—¿Ricitos de Oro?  —Pregunta con voz extrañada cuando paso por su lado.

Camino deprisa y paso de ellos hasta salir fuera del salón en donde el ambiente no era tenso.  Una vez fuera del salón respiro agitadamente y coloco mi mano en mi pecho sintiendo el desesperado latir de mi corazón. Escucho unas pisadas e intento controlarme inhalando y exhalando. La rectora es quién sale primero, detrás de ella Adán.

—Muy bien señorita, espero que no hayan inconvenientes y que pueda dar un excelente tour. Tal y como le mostré a usted el primer día ¿Lo recuerda? —Me pregunta con una mirada retadora.

—¡Oh, sí! Perfectamente —Hablé con burla para luego devolverle la mirada. Hubo un silencio  hasta que Adán estalló en una carcajada.

—¿Qué le causa tanta gracia joven Bradley? —Le pregunta la rectora desviando la mirada hacia él. Adán niega y ella lo escruta con la mirada—. ¡Disfrute del tour! —Nos miró una vez más, y se marchó dando fuertes pisadas.

Veo como se pierde de mi vista y deseo con desespero que regrese y me de la peor regañada o el más grande castigo con tal de escapar de Adán. Clavo mis uñas en mis manos y por más que busco una excusa no la encuentro. Adán se voltea y ríe de esa manera única que él solo sabe hacer para provocarme.

—Es muy pesada la vieja —Dice mirándome con esos ojos que una vez creí no volver a ver—. Y bien ¿por dónde comenzamos? —Habla con buen humor y se ve… distinto. No pierdas la cordura Jade, me repito mentalmente.

Cambiando al enemigo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora