Capítulo 18 (Parte 2)

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-Aquí estoy. -Besa mi mejilla-. Haré que dejes de odiarme... -Su voz se escucha desesperada, besa mi frente-. Haré que me quieras. -Me tenso. No me da tiempo a protestar cuando alcanza mi boca y se funde en ella de nuevo.

Mis ojos se llenan de lágrimas, no por que piense que me está mintiendo. Sus palabras se escuchan reales, y causan efecto en mí, pero el miedo me atormenta y sé que volverá a lastimarme. Se lo muestro en el beso; mi temor.

-Por favor, no mientas. -Digo en un sollozo. Adán se detiene y abre sus ojos alarmado para mirarme desconcertado.

-¡Joder, no! -Se sienta, me toma de la cintura para colocarme en su regazo. Las lágrimas se desplazan por mis mejillas-. Créeme que no quiero hacerte daño. -Me da un casto beso en los labios.

Nos miramos por un tiempo, al final termino negando con mi cabeza. Se lo que vendrá. Sus ojos muestran inquietud; me abraza. Dejo descansar mi cabeza en su hombro al sentir su mano masajear mi espalda.

-Te he dado motivos para que no confíes... -Pega su nariz en mi pelo y lo huele. Eleva su mano hacia mi cabeza y deshace la coleta soltando mi cabello para luego enredar sus dedos en el-. Pero haré que confíes en mí.

Las dudas están, hay miles de cosas que quiero preguntarle pero me cohíbo. Adán parece notarlo.

-Me es difícil expresar lo que siento, Jade. -Coloca su cabeza en el hueco de mi cuello-. Pero estoy dispuesto a contarte todo... a responder tus preguntas. -Noto el nerviosismo en su voz. Intento moverme pero me sujeta la cintura con sus brazos-. Solo que, dame tiempo.

Me recuerdo de las palabras del doctor y en seguida lo comprendo. Decido arriesgarme y ayudarlo a que se abra una vez más, solo espero que ésta vez no me haga lo mismo que la vez anterior.

-Está bien, ¿qué te parece si comenzamos con unas preguntas simples? -Pregunto con una timidez. Duda un segundo pero luego asiente-. Bien, ¿Quién es Angelique?

Aguanto la respiración en la espera de su respuesta. Espero que su cuerpo se tense, que niegue con la cabeza, que se enoje, me baje de su regazo y me grite pidiendo que me largue, pero no lo hace. Solo se limita a reír.

-Angelique es...

-¿Tu novia? -Lo interrumpo. Ríe nuevamente y niega, siento alivio, pero confusión también.

-Angelique es un grano en el culo -Dice al fin en una carcajada, siento una punzada en el pecho, puesto que su demostración era muy comprometedora para que ella sea solo un grano en el culo, ¿o es que solo juega con ella al igual que conmigo? -Anda, suéltalo.

-¿Y yo que soy, un grano en el culo también? -Pregunto aún con la timidez.

-¡No! -Su respuesta me hace sonreír-. Eres mucho más que eso. Tú sobrepasas a las demás, ni siquiera le llegas a los talones a Angelique -Su confesión me deja perpleja.

-Gracias -Me ruborizo y agacho la cabeza, en seguida el coloca un dedo bajo mi barbilla y la eleva.

-Me toca. -Asiento-. ¿Desde cuándo tú y Sebastián son novios? -La pregunta me toma por sorpresa y no evito tensarme-. Está bien, no me digas. Él te merece, se ve que es un buen chico, con buena vida... -Coloco mi dedo índice en sus labios y lo hago callar.

-Deja de decir tonterías, ¿quieres? -Cierra sus ojos, suspira y agacha la cabeza-. No es mi novio -Me sincero.

-¿Ah, no? -Levanta la cabeza y puedo disfrutar del brillo que en sus ojos aparece. Mi confesión lo tomó por sorpresa.

-No, es solo un amigo.

-O sea que tengo vía libre -No es una pregunta, es una afirmación por su parte.

Cambiando al enemigo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora