Capítulo 5

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Jade

Saqueo las gavetas a toda prisa. Entusiasmada por las vacaciones que pasaré con mamá y el odioso de mi padrastro. Antes de terminar mi maleta, decido publicar en Facebook mi estado de felicidad a mis seguidores. Muchas de mis amigas y compañeros de clase acaban de ver mi estado y me desean un buen viaje. Mi corazón reboza de alegría. Al fin tendré dos meses de tranquilidad, lejos de las asignaturas y exámenes. Dos meses para compartir con mi madre querida. Apartada de todo estrés y tensión, que ya bastante se han acumulado en estos últimos años de estudios.

Jade. ¿Estás lista? Escucho gritar a mi madre desde el primer nivel.

 —¡Bajo en un minuto! —Le respondo mientras intento cerrar mi maleta. 

Mi maleta no quiere cerrar. Salgo corriendo de mi cuarto, sin mirar quien cruza. Bill aparece en mi campo de visión y, sin darme tiempo a parar, me estrello en su cuerpo. Éste sin inmutarse se queda parado, mirándome con enfado. Me sostiene fuerte de ambos brazos, tanto que siento dolor.

Quítate... ¡Auchhh! Suéltame idiota. Forcejeo para que me suelte, mientras lo miro con desprecio.

—A la próxima ve con más cuidado, mocosa engreída.  —Dice en voz baja y apretando los dientes—. Por tus estúpidos caprichos he perdido un buen negocio en la empresa. Si tu madre sigue complaciéndote nos llevarás a la ruina.

Gimo de dolor y lucho por que me suelte, pero no lo hace.

 —No eres bienvenido en este viaje. Mi madre se ha tomado la molestia de invitarte, pero lo más que deseo es que estés lejos. Si tanto te preocupa la empresa, pues quédate y resuelve tus asuntos. Así no me amargas la existencia. 

Bill me suelta un brazo, pero únicamente para levantar su mano y golpearme. Cierro los ojos y espero el golpe, pero se detiene al escuchar los pasos de mi mamá subir por las escaleras. Me mira amenazante y me suelta con brusquedad. Arregla su traje caro y cambia su rostro por uno sereno. Mi madre aparece con un hermoso traje color púrpura, que le llega a la rodilla y es de mangas largas. Unos preciosos zapatos de tacón color piel y su cabello color castaño recogido en un delicado moño. Mi madre nos sonríe, ajena a todo. 

—Jade ¡Apúrate! Tenemos que estar en media hora en el aeropuerto.  —Su cara cambia al notar la tensión en el pequeño pasillo—. ¿Qué sucede aquí? —Pregunta para luego fijar su vista en mí.

Sí, esa mirada pide que le dé una explicación.

—Iba a decirte que me ayudaras a cerrar la maleta, pero tropecé con Bill y él me...

Me muerdo la lengua, pues no quiero estropear el viaje. Antes de añadir algo, Bill entra en la conversación. 

Lo que tu hija intenta decir es que tropezó conmigo y , antes de que cayera al suelo la aguanté, eso fue lo que pasó. —Dice Bill para luego darme un abrazo de oso, algo que mi madre ve bien, pues empieza a aplaudir por la muestra de cariño.

Mi madre y Bill van a su habitación para terminar de organizar sus cosas. No me queda de otra que intentar sola cerrar la mía. Los libros impiden a que ésta cierre, pero me niego a dejarlos. Después de soltar un resoplido, me coloco en la puerta y observo mi maleta entreabierta, encima de mi cama. Me acomodo como si fuera a empezar una carrera y mentalmente comienzo a contar... ¡¡¡En sus marcas, listos, fueraaaaa!!! Al llegar al borde de la cama me impulso y caigo encima de la maleta. Luego de tremenda lucha, algo sudada y despeinada, logro cerrarla. Dejo escapar una carcajada por mi comportamiento de niña. Decido bajar y en las escaleras me encuentro con el mayordomo cruzado de brazos y reprimiendo una sonrisa.

Cambiando al enemigo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora