El Renacido

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El látigo humano no me infunde ningun miedo.

No es como el demencial látigo que usó ese maldito de Demian para arrancarme la piel, músculos, huesos...

"Hablareis ahora malditas brujas?"

El clérigo se acerca hacia nosotras con aire ridículamente amenazante.

Las dos mantenemos la boca cerrada.

"Como prefiráis."

"Caballeros santos, están de testigos que las mujeres de aquí no quisieron cooperar para poder salvarle la vida a nuestro amado Lord Viggo."

Los hombres asienten con fuerza.

"Siendo ese el caso, comenzaré con la tortura."

"La lengua se les aflojará con algunos latigazos cruzados en su tersa y delicada espalda."

El maldito hombre desliza su mano por mi espalda...

"Comenzaré ya."

Primer intento del látigo que solo fustiga el suelo.

El segundo intento impacta de lleno en mi piel que he puesto dura como la de las bestias marinas que me trague.

No grito, porque no siento dolor.

El clérigo de nuevo recoje su latigo para volver a descargarlo en mi.

"No cabe duda, son brujas del demonio!"

Dice cuando al tercer intento no hay gritos, suplicas, ruegos, ni llantos de mi parte.

Y tampoco sangro ni tengo dolor alguno o marcas en mi espalda.

"Esta bruja morirá quemada."

"La joven tal vez si hable después de que la azote un poco."

Belle me mira con grandes ojos de miedo.

"No tengas miedo mi niña."

"Te prometo que no dolerá nada."

Belle no me cree, pero no abre la boca.

Se traga su miedo y sus lágrimas demostrándome que es más fuerte de lo que aparenta.

"Hablaras ahora niña?"

Belle solo me mira a mi.

"Como queráis."

El clérigo descarga el latigo en su tierna piel.

Una línea roja muy leve se dibuja en su espalda.

Y se cura casi al instante.

"Es verdad!"

"No dolió nada mamá!"

Ambas sonreímos.

El clérigo respira pesadamente visiblemente cansado después de descargar más de diez veces el látigo en nuestras espaldas desnudas.

"Padre, si no puede lastimarlas, tal vez sea nuestro turno de hacerlas hablar."

"Tal vez cuando las rompamos entre nosotros puedan por fin hablar."

Dice el caballero instigador de todo esto.

"Hacedlo caballeros."

El clérigo jadea mientras enrolla el látigo en su mano.

Su faz se mostraba completamente decepcionada de no haber obtenido lo que quería de nosotras.

"Me retiraré a esperar sus patéticas confesiones cuando ya sean más..."

Lilith, Vampiresa SensualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora