CAPITULO 03

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HENRY

—No pensé que tu secretaria frecuentara lugares tan exclusivos— comenta mi esposa mientras se quita su abrigo.

—Creo que su novio tiene algo de dinero— me quito mi saco.

—Sabes mucho de ella— la miro —Es bonita, algo insípida pero así le gustan a los hombres empresarios que quieren mantener una relación secreta con alguien joven, ¿no?

—Diana...— me mira inocente —Si lo que insinúas es que tengo algo con ella, déjame decirte que jamás haría eso, le tengo aprecio claro que si, hasta podría decir que la veo como una hija para mi.

—Pero no lo es— suspiro —Yo solo decía amor, un comentario simple.

—Conozco tus comentarios, y ademas, te comportaste un poco grosera con ellos.

—No dije nada malo— se quita los tacones.

—Por supuesto— no quiero pelear con ella —Fue una buena noche, ¿no?

—Como las otras— le resta importancia.

Me acerco a ella cuando se voltea para ir a su armario, la abrazo por la espalda dejando un beso en su cuello.

Diana es el amor de mi vida, desde que la conocí en esa fiesta que organizó su padre quede embobado por su belleza, cabello café oscuro, ojos azules, facciones finas y cuerpo de diosa, la quise conocer desde ese primer instante, no dude en acercarme y cuando estuve ahí mis nervios me traicionaron dejándome sin habla al verla de cerca, ella sonrió regalándome un sutil "hola", parecía un estúpido mirándola como si no fuera de este mundo.

Comenzamos a conocernos, ella tenía dieciocho y yo diecinueve, como si el destino ya estuviera escueto para nosotros nos enamoramos rápido, es verdad que ella siempre fue hija de papá, caprichoso y altiva, de esas que te miran con superioridad alegando que nadie las merece, pero no me importo, la conocí bien y se que es buena, ademas eso me enamoro de ella, no se dejaba cortejar por nadie hasta que llegue yo y rompí esa barrera.

Nos casamos un año después ya que nuestro amor era tanto, dos meses después nos enteramos que mi hijo Elias venía en camino, eso me puso muy feliz y aunque éramos jóvenes hicimos todo lo posible por hacerlo bien, mi familia es lo más Preciado que tengo, no sé qué haría si la pierdo algún día.

—¿Por que no recordamos viejos tiempos?— dejó otro beso y pasó las manos por sus curvas.

Ella se suelta de mi agarre para mirarme con diversión.

—Por eso exactamente, y estamos viejos— respiro hondo —Es verdad que nos vemos fenomenales a nuestra edad pero el desempeño ya no es el mismo amor, mucho menos el del hombre.

Desvío la mirada para que no se de cuenta que su comentario me afectó.

—¿Eso crees?, por que yo estoy muy seguro que tengo el mismo o mejor desempeño de cuando teníamos veinte— ríe.

—Otro día, ¿si?— besa mis labios —Hoy estoy cansada— da media vuelta y camina hasta adentrarse a su armario.

Suelto un suspiro, me siento en el borde de la cama para pensar, tratar de entenderla, ya perdí la cuenta de la última vez que estuvimos juntos en la intimidad, ni siquiera en mi cumpleaños hicimos el amor, ella es así, su humor cambia demasiado y a mi no me queda más que entender y esperar.

Benjamin uno de mis amigos me ha planteado muchas veces la idea de conseguir una amante pero yo no podría, amo demasiado a mi esposa, en vez veintiséis años de casados jamás he tocado otra mujer que no sea ella, podrá ser en veces fría o demasiado soberbia conmigo pero definitivamente no le haría algo así, no se lo merece.

My Boss | Henry Cavill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora