My Boss | Henry Cavill

EPILOGO

ADELAIDA

Soplo la harina en la carita de mis hijas, ambas ríen mientras cierran sus ojitos, también río y me siento dichosa cuando Aurora me toma de la cara y deja un besito en mis labios.

—¿Otra vez?— inquiero feliz.

—¡Si!— dicen ambas.

Vuelvo a tomar un poco de harina y soplo en sus hermosos rostros, vuelven a reír al unísono y puedo decir que su risa es la cosa más bella del mundo.

Continuó haciendo el desayuno mientras mis hijas comen la fruta que les dejo en su sillitas, ambas me piden más así que les doy.

Esta mañana Henry salió muy temprano ya que está por lanzar nueva colección así que tiene mucho trabajo, no desayunó por lo tanto estoy preparando Hot Cakes para llevarle.

Veinte minutos después termino de hacer todos, los empaco en un trates con tapadera, la miel también y los meto en una bolsa.

Subo para bañar y arreglar a las niñas, ya tienen un año y seis meses, nacieron el once de septiembre, Aurora salió primero, ambas tiene el cabello como el mío pero rizado como el de Henry, los ojos azules también son como los de él, puedo decir que se parecen a los dos.

Yo estoy enamorada de su cabello, mi color con el rizado de Henry lo hace ver hermoso, mis hijas en si son demasiado bellas.

Pero traicioneras.

Cuando no está Henry se la pasamos conmigo, ríen y si me separo aunque sea un momento hacen berrinche, pero cuando su papá está presenta ambas se van con él y se olvidan de mi existencia, ni siquiera les importa si me voy o no, un ejemplo claro es que cuando están despiertas y Henry se va comienza a llorar, no logro calmarlas como por media hora, pero con cuando salgo con Miranda y las dejo con Henry, ni se inmutan en hacer un puchero o algo.

Lo prefieren a él, como no, si es el mejor papá del mundo.

Termino de arreglarlas con el moño que les pongo en la cabeza, las dejo en su habitación jugando en el suelo, le pido a Lili que se quede con ella en lo que me ducho.

Lo hago rápido, cuando salgo me pongo un vestido cómodo y voy por ambas, con ayuda de Lili las subo en su sillita en el auto, pongo el desayuno en el asiento del copiloto y conduzco a la empresa de mi esposo.

En el camino pongo música infantil que no me queda más que disfrutar, no hay mucho tráfico así que llego rápido.

Me cuelgo la bolsa con la comida en el hombro y bajo con las niñas, cada una tomadas de mis manos.

Saludamos a todos los de la empresa, mis hijas son muy sociales y risueñas, bueno, al menos Aurora porque Lúa cuando quiere, me recuerda un poco a Elias en su etapa de amargado.

Pero peor.

Van varias veces que Lúa hace llorar a Aurora, cuando juegan en el piso de la nada Aurora llora tomando su brazo mientras que Lúa está como si nada, una vez atrape a la segunda pellizcando a su hermana.

Las tres subimos al elevador, las niñas ríen al sentir como subimos, siempre ríen. Las puertas de abren en el piso de Henry, no hay nadie en el escritorio de la secretaría ya que ese es el puesto de mi hermana a partir de las dos de la tarde que sale de la universidad.

Voy directo a la oficina, al abrir Henry alza la mirada y sonríe.

—¿Adivina quien tenía ganas de verte?— se pone de pie.

—¿Mis tres princesas?— inquiere dejando un beso en mis labios, se inclina y alza a ambas niñas —Que hermosas.

—Nos arreglamos para ti, y trajimos desayuno.