CAPITULO 20

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HENRY

Me siento en la cama, miro el lado en donde se supone que debe de estar mi esposa pero está vacío, tiene un mes levantándose más temprano de lo normal para hacer ejercicio y mantenerse en forma según ella.

Yo la miro perfecta.

Un mes, no puedo creer que el tiempo pasa demasiado rápido, hace un mes de el lanzamiento, un mes desde el viaje a New York y un mes desde mi pequeña aventura con mi secretaría. No voy a negarlo, es un martirio mirarla y ya no poder tocarla, no se lo que me pasa.

No debería pensarla ni mucho menos imaginarla desnuda a cada nada pero me es inevitable, como si después de volver a recaer en una adicción ahora tengo que estar en total abstinencial, y no es que no e intentando buscar a mi esposa pero ella saca cualquier pretexto para deslindarse de tener sexo conmigo.

Estoy comenzando a pensar que el problema soy yo.

¿Y si ya no me ama?, qué tal si ya no le provoco nada y dejo de amarme, eso pasa, una vez leí un reportaje sobre los estragos de un matrimonio de muchos años.

Sacudo la cabeza sacándome esa tonta idea de mente, Diana me ama, esto es solo una etapa matrimonial que superaremos en unos días o semanas más, si eso es.

Lo siguiente que hago es ir a darme una ducha rápida y vestirme para ir al trabajo, hoy no tengo tiempo de hacer ejercicio ahora mismo así qué tal vez lo haga en la noche.

Al bajar voy al comedor en donde mi esposa ya está sentada, hago lo mismo en la cabecilla de la mesa.

—Buenos días amor— la saludo.

—Buenos días— contesta sin mirarme, mantiene los ojos en su iPad.

—¿Elias te ha llamado?— inquiero acomodando la servilleta de tela sobre mi regazo.

—Si, lo hace casi todos los días— lleva un pedazo de fruta a su boca.

—A mi no, quisiera hablar con él pero...

—Pues llámalo tú— me mira —Eres su papá debes buscarlo.

—¿Crees que no lo hago?— rueda los ojos —No, no hagas eso Diana, ¿crees que no busco a mi hijo?, ¿que no lo llamo todos los putos dias?

—Oye baja la voz y no digas groserías...

—¡No voy a bajar la voz!— me pongo de pie —¡No se que mierda le pasa por la cabeza a Elias que no me quiere ni un poco y tu no ayudas en nada, le festejas todo, incluso que me haga menos!

—¡Yo no le festejó nada, tu solo tienes que arreglar los problemas que tengan, quien sabe que habrás hecho para que no se interese en contestar tus llamada!— tenso la mandíbula tratando de calmarme.

Tiro la servilleta en la mesa y emprendo camino a la salida, los gritos de Diana no me detienen, sigo hasta que salgo de la casa y subo a mi auto para irme a la empresa.

Jamás había sido yo que él iniciara una discusión, mucho menos había alzado la voz, pero ya no aguante más, estoy harto de que me eche la culpa de la actitud de Elias, estoy seguro que yo no hice nada malo, siempre he tratado de ser un buen padre como lo es el mío.

Estacionó el auto y bajo, al entrar a la empresa saludo a todos como siempre, hoy llegue un poco más tarde así que ya hay varias personas, al llegar al piso de mi oficina visualizo a Adelaida sentada en su escritorio y más lejos a Miranda la cual bebe café mientras mira algo en la computadora.

—Buenos días señor Cavill—me saluda amable con esa sonrisa que siempre tiene.

—Buenos días Ada— me acerco —¿Podrías pedirme algo para desayunar?, que sea ligero por favor.

My Boss | Henry Cavill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora