CAPITULO 30

25.7K 1.4K 509
                                    

ADELAIDA

—Su café— dejo la taza frente a mi jefe, voy a irme pero toma mi mano.

—¿Estas enojada?— lo miro a los ojos.

—Para nada— sonrio.

Miro su cuello disimuladamente aunque no puedo ver mucho por el traje y la camisa, mis ojos pasan a su sonrisa, sonrisa que no ha quitado desde que llegó.

—¿Tengo algo?— me suelta y toca su rostro.

—No señor, tengo que ir a seguir trabajando— asiente.

—Adelaida— me giro para verlo —Esta amargo— se queja.

—¿Si?— se pone de pie.

—Si— camina hasta mi.

—Se me pasó ponerle el azúcar, voy y se la pongo si quiere— me da una mala mirada mientras que yo le doy una inocente.

Avanza al vidrio que da a mi escritorio y cierra las persianas, la de la puerta y la de la pared.

—Dime que te sucede— pide yo niego.

—Nada— miento.

Me pasa que estoy muy celosa y muy enojada por estar celosa, por que no debería estarlo, los amantes no se celan.

—Princesa— lo miro a los ojos cuando toma mi rostro entre sus manos — ¿Que te pasa?, ¿no confías en mi?

—¿Te acostaste con tu esposa este fin de semana?

—¿Por que?— me suelta la cara, ahora posa sus manos en mis hombros.

—¿Lo hiciste?— no perdemos el contacto visual.

—Es mi esposa— me alejo —¿Estas enojada por que me acuesto con mi esposa?

—Es que no se me hace justo que me pidas que no tenga sexo con Chris cuando es mi novio y que tu si estés muy feliz en la cama con la grosera de tu esposa— suelto desahogándome.

—Tienes razón, lo lamento por eso, fue mi error no debí decirte que no quería que estuvieras con tu novio, pero tú tampoco me pediste que no estuviera con Diana— desliza sus manos hasta mi cintura.

—¿Y me hubieras hecho caso?— sonríe.

—Tal vez— deja un beso en mis labios —¿Por eso me trajiste el café sin azúcar?

—No— alza ambas cejas —Bueno si, pero fue mejor que ponerte cinco cucharadas de azúcar y causarte algún coma diabético.

Ríe.

—Eres una niña inmadura— ruedo los ojos.

—Siempre odie que me llamaras niña— me abraza por la cintura pegándome a él.

—¿Por qué?, eres mi niña ahora— besa mi mejilla causándome cosquillas por la barba y el bigote.

—¿Crees que somos buenos amantes?— lo abrazo por el cuello.

—No se, no tengo experiencia en ser o tener una amante— deja un beso corto en mis labios.

—Yo tampoco, pero creo que somos buenos por qué si no ya nos hubieran descubierto.

—O tal vez nuestras parejas no nos ponen la suficiente atención como para saber que somos amantes— asiento.

—O tal vez ellos también tienen amantes— rio por la broma, el ojiazul no ríe —Era chiste, se que tu esposa jamás te engañaría por que es santa Diana.

—¿Y Chris que?, lo tienes como San Christian— sonrio.

—Él es bueno— lo defiendo.

—Quitándole que se pone violento, si— ruedo los ojos.

My Boss | Henry Cavill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora