5 - Un ridículo vals

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Un ridículo vals

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-Dicho así suena tonto- le volví a fulminar mientras él subía su mirada frunciendo su frente- En mi cabeza sonaba mejor- murmuré para mis adentros, estaba segura que lo había escuchado por como había agrandado su sonrisa.

- ¿Bajamos? -me preguntó ofreciendo su mano para que pueda levantarme de la silla. Subí los hombros de manera indiferente y le di un apretón de manos para subir con ayuda de mi fuerza. Muy pocos modales me habían enseñado, o más bien era algo que no me salía naturalmente, no era capaz de mostrarlo en mi día a día.

-Gracias- le agradecí con una sonrisa viendo desconcertado al príncipe por mi comportamiento. Iba a hablar, pero me adelanté el paso saliendo de la habitación, dejándolo detrás- ¿Vienes? -le pregunté asomándome por la puerta. Él se encontraba estático, en la misma postura con la que me ayudó a levantarme.

- ¿Por qué eres tan.... rara? -se burló de mí llegando a la salida del dormitorio. Le ignoré percatándome en que mi peinado estaba empeorando por haber estado corriendo con Charlotte, cuando mamá me vea se enfadara, estaba tan segura que no lo había ni dudado.

-Eso no es muy caballeroso de su parte, majestad- elevé mis cejas girándome a verlo comenzando mi caminata al lado del príncipe. Él tuvo que acelerar su paso al notar lo rápido que yo caminaba, no parecía encontrarse con tantas chicas tan raras, según lo que decía él.

-Agarra mi brazo- Louis me paró en seco tomándome del brazo con delicadeza. Le puse una cara de fastidio y al notar que me quejaría se adelantó a hablar- Pueden tomarte como prostituta sino te ven de mi brazo- me avisó, elevando sus cejas seriamente. Bufé viendo como me ofrecía su brazo para que yo pudiera agarrarme a él.

-Esto es ridículo- le murmuré comenzando a bajar las escaleras del palacio notando las miradas de todos sobre nosotros.

-Cállate- me contestó en un susurro sin mirarme. Portaba una sonrisa perfecta, saludando con la mirada a todos los que nos miraban educadamente. La compañía externa a nosotros, a excepción de los guardas que ni se inmutaron, estaba muy sorprendida de ver al príncipe con una chica bajando las escaleras.

¿Lo peor de todo? Mi pelo estaba hecho un desastre, supuse que la idea que tenían todos los invitados era que había estado en la cama con el príncipe. Por suerte, Louis fue muy precavido y me obligó a tomar su brazo, no sería capaz de imaginarme las consecuencias que habría tenido si me hubiera negado a su propuesta.

La mirada de Louis me obligó a mostrar mi mejor sonrisa, torpemente hice un intento de sonrisa que para mi sorpresa, fue más una mueca. El príncipe relamió sus labios tratando de aguantar la risa y mirándome de reojo llegando al final de las escaleras.

-Sonríe- me dijo entre dientes justo antes de entrar al gran salón. Esta vez, fui capaz de enseñar una sonrisa perfecta llegando a la entrada de la sala. La música no cesó, pero todos se percataron de la presencia del príncipe con una chica, no fue hasta unos segundos después, que me di cuenta que aquella chica era yo. Estaba tan despistada que ni siquiera me daba cuenta de eso, porque yo no era el tipo de chica capaz de pasearse del brazo de un caballero diariamente.

Louis me guió por el salón bajo un silencio tenso, nadie se atrevía a comentar nada. Hice mi mayor esfuerzo para no bajar la cabeza, me sentía demasiado presionada. Inconscientemente apreté su brazo con la suficiente fuerza como para que el príncipe se diera cuenta de ello. Louis preocupado dirigió su mirada hacia mí, percatandose de que estaba temblando. Comprendí que no podía preguntar que me ocurría porque nuestra conversación no sería privada, por todos esos ojos que se fijaban en cada movimiento, mirada o gesto que hacíamos, por muy delicado e imperceptible que fuera.

La chica enamorada de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora