14 - Un cambio sorprendente

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Un cambio sorprendente

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Narra Anna.

Habían pasado varios días desde mi pelea con James, y mi mente lo notaba, me encontraba mentalmente cansada e irritada de no poder hablar con él.

Acepté el puesto que me ofreció la reina, tuve todas las comodidades que una chica pudiera desear, no sería capaz de considerar el cuidar a Charlotte como un trabajo, a pesar de que me pagaran por ello. La infanta es una niña con la que cualquier niño disfrutaría jugar, es una pena que tenga prohibido relacionarse con niños de su edad, ni siquiera podía ir a la escuela.

Bajé las escaleras de casa escuchando el usual barullo de mi familia por la mañana al desayunar, las risas, los platos chocando entre sí y los cubiertos siendo usados. Me senté en mi lugar correspondiente viendo como Megan y papá reían de algo que habían leído en el periódico. Noté como James me miró de reojo cuando me senté, aunque logré disimularlo gracias a la sirvienta, quien me ofreció una taza de té con leche.

-Gracias Amelie- le agradecí cuando coloqué la taza sobre la mesa. Megan llamó la atención de toda la mesa, ella agarraba el periódico.

-Escuchad esto, su majestad Louis Windsor e Isabella Brown paseando románticamente- ella nos mostró una foto desprevenida de ambos en el jardín, ambos sonriendo. Inconscientemente, sabía que todos esperaban mi reacción, aunque solo me limité a dar una falsa sonrisa, fingiendo que no me importaba.

Últimamente, Louis e Isabella han estado muy unidos, tanto que no he tenido oportunidad de devolverle al príncipe su cuaderno. Siempre estaban dando paseos o en la biblioteca, podía escuchar cómo se reían desde el jardín, y no es que me molestase que Louis ya no me prestara tanta atención como lo hacía antes, sino que ya no podía prestarle ni un minuto de su tiempo a su hermana pequeña como solía hacerlo antes, y yo era la que tenía que consolar a Charlotte, quien estaba triste por la ausencia de su hermano.

-Hoy iré con William a correr en la pista- habló James después de aclararse la garganta, noté su mirada expectante a que dijera algo,. Sin embargo, mantuve mis ojos fijos en el cuenco de uvas enfrente mía. Papá se vió obligado a comentar al respecto, al notar que a pesar de que yo amaba correr con los amigos de James, no quise hablar sobre el tema.

-Que buena idea- él intentó relajar el ambiente dándonos una sonrisa agradable, automáticamente posó su mirada sobre mí- ¿No lo crees, Anna? -me levanté de la silla de la rabia al instante, con la mirada de James sobre mí.

-Señorita, vuelve aquí- mamá saltó por mi acto tan brusco. James trató de tranquilizarla mientras que yo abandonaba enfadada el comedor, decidí salir de casa para respirar aire puro e intentar relajarme, antes de soltar cualquier estupidez a mi hermano.

Continué caminando al escuchar los pasos de James a mis espaldas, aumenté la velocidad de mis pasos con furia. Era imposible llamar la atención en estos barrios de Londres, abarrotados de personas y coches de caballos. Y a pesar del ruido de la calle, fui capaz de escuchar la voz de mi hermano persiguiéndome.

-Vamos, Anna. Sabes que no medí mis palabras- se quejó él desesperado por que no le ignorara otro día- Ni tú, ni yo seríamos capaces de estar otro día el uno sin el otro- me paré en seco al escuchar las palabras que había soltado, James llevaba razón, pero no podía permitir que mi orgullo estuviera por debajo de aquello.

- ¿Te creíste lo que decían sobre mí? -me giré a verle con sutileza, estaba tan perfecto como siempre, ni un rastro de ojeras en su rostro, ni una arruga en su camisa. Él se mantuvo callado ante mi pregunta, mi hermano no era capaz de mentirme- ¿Por qué siempre que hay un rumor sobre mí y otra persona, siempre acabo saliendo perjudicada? -le pregunté acercándome a él, debía admitir que estaba enfadada, pero no sólo con él, sino con todo el mundo- Porque no recuerdo escuchar murmullos cuando tú pasabas al lado de todas esas madres con sus hijas- James siguió con la boca cerrada, apretando sus labios con una mirada de lástima- ¿Entiendes por qué me afecta tanto que hablen sobre mí? Creen que estoy loca- dije mirando a mi alrededor, las lágrimas ya estaban mojando mis mejillas, por saber que James no era capaz de decir una palabra.

La chica enamorada de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora