[EN EDICIÓN]
Un baile, un príncipe y una chica que es obligada a ir. Lo que ella no sabía era que ese baile cambiaría su vida por completo.
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-Esto es cansino.
- ¿Lo que? ¿Tener que aguantar a toda esa ge...
No era capaz de levantar la cabeza, apretaba la carta con fuerza y con el corazón roto. Nadie se había preocupado tanto por mí, y sonaba ridículo que la única persona que lo hiciera, saliese de mi vida.
Con la poca fuerza que tenía conecté miradas con Louis, su rostro se reblandeció al verme con lágrimas en los ojos, sorprendido de que su carta me hubiera provocado esos sentimientos, estar rota.
Siempre he deseado ir a la universidad, las mujeres capaces de formar su propia vida sin tener que depender de un hombre me llamaron la atención desde niña, y quise convertirme en una. Sin embargo, ahora que tenía la oportunidad en la palma de mi mano, no estaba segura si era lo que quería.
Pero de una manera u otra tendrás que alejarte de él.
- ¿Vas a hacerme esto? -le pregunté en un hilo de voz mientras apretaba la carta contra mi pecho. La angustia que sentía en el fondo de mi corazón era indescriptible, no podía creer que estuviera llorando por un chico, por ese príncipe amargado y arrogante, como solía decir- Tiene que haber una manera, yo...- me negué a que fuera la única forma de continuar con nuestros futuros.
-No la hay- lo conocía tan bien que sabía que estaba aguantándose las lágrimas al verme destrozada interiormente, y que no era capaz de esconderlo, como habitualmente.
-Entonces... Este es el ¿final? -no era capaz de hablar por el nudo que se me había formado en la garganta. Louis no quiso responderme, bajo la mirada incapaz de pronunciar lo que temía, el "sí".
Si este era nuestro final necesitaba cariño, necesitaba tenerlo cerca, aunque fuese por última vez. Me acurruque en su pecho con la mirada borrosa y escondí mi rostro en su cuello mientras sollozaba. Noté su mano acariciéndome el pelo con delicadeza, no me importó que se sorprendiera por mi acto, porque realmente no lo hizo.
Sentí su respiración cerca de la mía, y en aquel momento le enseñé todo lo que sentía por él, en un único primer y último beso. Sus labios se juntaron con los míos en un tímido beso, entre ellos se filtraron mis lágrimas. Ninguno de los dos fue capaz de mover sus labios, disfrutamos de todo lo que no fuimos capaz de mostrarnos a lo largo de estos meses por varias circunstancias.
Estaba tan cansada que no me percaté de las singulares lágrimas que resbalaban en las mejillas de Louis, logré notarlas cuando coloqué mis manos sobre su rostro para profundizar el beso torpemente, causando que el príncipe abriera la boca para soltar una carcajada por mi tonto intento de que nuestro beso durara más de lo esperado.
-Hasta para eso eres ridícula- me murmuró por encima de los labios. No pude contestarle, cerré mis ojos para dejar caer las últimas lágrimas mientras dejaba apoyada mi frente sobre la suya, sintiendo su respiración en la cara- No me permitiré hacerte daño de esa manera- volvió a negarse, sabiendo que seguía pensando que debía de existir alguna forma de la que podamos vernos cada cierto tiempo- Adiós, mi luna- se separó de mí con sutileza, a pesar de mi fuerte agarre que exigía que se quedara a mi lado por unos minutos más.
Dicho eso, dejó un beso en mi mejilla y se marchó, sin mirar atrás. Miré como su figura se alejaba de mi campo de visión, y juré ver como se paraba en seco en la mitad de su camino, aunque no pude verlo con claridad por las lágrimas en mis ojos.
Y ahí estaba yo, con una mezcla de confusión, sorpresa, tristeza y ansiedad por todo lo que estaba por venir. Porque aunque para mí, mis sentimientos eran muy importantes, la luna podría observar a miles de mujeres igual de destruidas que yo por un hombre y aun así, a pesar de la tristeza que ella sintiera por no poder hacer nada para evitarlo, seguía brillando por las noches.
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AVISO: Este no es el final, habrá epílogo y extras
