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Decisión inesperada
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Él comprendió mi decisión, asintió con su cabeza y me guió hasta los reyes para poder despedirnos y agradecerles su invitación a esta agradable y ridícula celebración- Lamento lo ocurrido- me disculpé avergonzada después de una reverencia. Ellos aceptaron mis disculpas, no parecieron molestos por mi comportamiento con su hijo, lo cual es algo sorprendente.
-Espero poder verles mañana, mi consejero les enviará una carta citando la hora- comenzó a hablar el rey con una sonrisa ladeada. Charlotte se colocó al lado de su padre y abrazó su pierna sin dejar de mirarme con una espléndida sonrisa.
-Ha sido un placer conocerte, querida- me halaga la reina tomándome las manos. Yo asentí mientras agachaba avergonzada la cabeza, todos nos estaban observando y juzgando.
-Igualmente, majestad- me obligué a contestarle con respeto después de un silencio. Mamá no tardó en llegar para despedir a los reyes como yo debería de haber hecho desde un principio, pero estaba demasiado nerviosa como para pensar en despedidas.
Sabía que mamá me regañaría cuando llegásemos a casa, pero realmente no me importaba.
Noté como el príncipe me dedicó una encantadora sonrisa que por supuesto tuve que ignorar para evitar ver a cualquier persona más que a mi familia, o escuchar cualquier murmullo sobre mí.
No me separé de James en todo el viaje de vuelta, aunque fue silencioso, algo raro por mi parte. Miraba por la ventana del carruaje, aunque ya todo estaba oscuro y apenas había nadie pues todo el mundo del barrio rico de Londres estaba en el baile. Era consciente de que fuimos los primeros en irnos, aunque yo solo quería dormir.
Cuando llegamos a casa me quedé parada en la entrada con lágrimas en los ojos, esperando escuchar los regaños de mamá. Ella no tardó en darse cuenta de lo que hice, me miró de lado mientras dejaba el abrigo en el perchero de casa mientras que todos los demás se dirigían directamente a sus habitaciones.
-Dilo- murmuré casi para mis adentros encogiéndome en el sitio. Mamá dio un suspiro yendo hacia donde me encontraba, me tomó de los hombros y me guió a mi habitación en silencio. Ella me dejó sola en mi cuarto, estaba confundida por no haber escuchado ningún comentario ofensivo como solía hacer.
Como si alguien leyera mis pensamientos, papá tocó la puerta con sus nudillos y seguidamente entró en la habitación. Necesitaba a alguien que me entendiese, y papá era la persona indicada para hacer esa tarea, Él siempre ha estado conforme a mi comportamiento, nunca vi una mirada de decepción en su rostro.
-Papá él me tocó y-intenté hablar sin trabarme por el nudo en la garganta que se me formó al instante.
-Sh- me calló sentándose a mi lado y dándome un cálido abrazo. Sinceramente, necesitaba un abrazo de mi padre, todo el cariño que mamá no me daba, él me lo ofrecía- Intenta dormir un poco y ya mañana hablaremos sobre la cita con la reina- seguidamente dejó un beso en mi frente mientras secaba con las palmas de sus manos las lágrimas que corrían por mis mejillas.
Asentí aceptando que su consejo sería lo mejor que podría hacer ahora mismo. Papá me dejó sola para que pudiera cambiarme y meterme en la cama. La peor decisión del mundo fue intentar quitarse ese vestido por mi cuenta, incluso me planteé dormir con el vestido, pero necesitaba respirar.
Lo más complicado de todo fue el corsé, estaba tan apretado que cuando fui capaz de quitarmelo volví a poder respirar con normalidad. Me lavé la cara con jabón, con lo torpe que era me entraron en los ojos e intenté no montar un escándalo para no despertar a toda la casa.
Me pareció mentira cuando estuve con el camisón a punto de meterme en la cama. Terminé desenredándome el pelo frente al espejo con la única iluminación de una vela.
La soplé antes de meterme en la cama y me dejé caer en esta dando un suspiro mientras cerraba los ojos. Quise ponerme a leer un poco y terminar el libro que James me compró hace unas semanas, pero estaba demasiado cansada como para hacerlo.
Y así fue como me quedé dormida encima de la cama, ni siquiera me molesté en taparme con las sábanas.
Narra Louis.
Sentirme mal por Anna era poco en comparación a lo que le ocurrió a mi corazón cuando ella desapareció junto a su familia de la fiesta. Se podía notar a kilómetros las inmensas ganas de llorar que tenía por todos esos ojos sobre ella en la fiesta, aunque era totalmente comprensible. Me sentía culpable por saber que parte de la culpa era mía, si ella tuvo que salir del baile fue por mi ridícula broma.
Papá me dejó muy claro antes de que la inauguración de la fiesta comenzase que sería él junto a mamá quienes escogerían a mi futura esposa. Aunque, por supuesto, debía mostrar cierto interés en Isabella para fingir que la elección de mi prometida había sido cosa mía.
Intentaba ser lo más agradable posible con ella y su madre, pero no me interesaba hablar sobre futuros planes del reino de Inglaterra. Papá seguía gobernando esto y esperaba que el cáncer no afectara a papá tanto como para tener que tomar su puesto en cuestión de meses.
Sabía perfectamente las intenciones que tenían mis padres con Anna y su familia. A Charlotte le había agradado demasiado Anna, y cuando yo gobierne, no tendré tanto tiempo como para cuidar de mi hermanita. Estaba todo el día pendiente de ella, Charlotte era una niña que necesitaba corretear para ser feliz y como mi hermana Elisabeth está demasiado ocupada con sus recados importantes, yo me ocupo de ella.
¿La razón por la que desaparecí en el recibimiento de invitados? Estaba demasiado furioso con mis padres, habíamos tenido una discusión fuerte y sabía que aunque con toda mi fuerza de voluntad intentara estar de pie por horas, no sería capaz de soportar tantos halagos de todas las madres e hijas que mamá se ocupó expresamente de invitar.
Anna me llamó la atención desde que nos encontramos en la terraza, fue gracioso cuando comenzó a hacer justo lo contrario que todo el mundo hacía, en vez de halagarme, me insultaba. Quería construir una vida por sí misma, era algo admirable para venir de una chica, la mayoría suelen tener la intención de casarse con un hombre rico para tener la vida resuelta.
- ¿Cómo qué no ha venido? -pregunté confundido entrando a la sala de estar interrumpiendo la conversación entre mis padres y los padres de Anna. Había estado pendiente de la conversación desde que estaba por el pasillo caminando de un lado a otro, mis padres me pidieron expresamente que no asistiera a la merienda que tenían ellos.
Quería aprovechar ese íntimo momento para disculparme con Anna sobre lo que ocurrió en el jardín, esperaba que Isabella no hubiera escuchado nuestra conversación porque sino ambos estábamos en serios problemas.
-Ella no se encuentra demasiado bien, ayer bebió un poco y tiene un fuerte dolor de cabeza- me explicó el padre de Anna incómodamente. Quise comentar algo sobre su supuesto problema con la bebida, sabía que solo fue una excusa por como ayer rechazó la copa de champán del catering. Pero, debía respetar su decisión, si ella no quiso venir al palacio debe ser por una buena razón.
Asentí comprensivamente a sus argumentos para seguidamente sentarme al lado de mis padres, quienes hacían su mejor intento para no regañarme por la presencia de más personas aquí. Quise disculparme con ellos por no haber respetado sus órdenes, pero Anna me preocupaba, no se fue con muy buena cara de la fiesta.
-No se preocupen. Queríamos hacerle una oferta respecto a- mamá habló ofreciéndoles asiento a nuestros invitados. La madre de Anna llevaba una bonita sonrisa que se fue descomponiendo al escuchar las palabras de mamá- Charlotte- terminó diciendo.
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La chica enamorada de la Luna
Romance[EN EDICIÓN] Un baile, un príncipe y una chica que es obligada a ir. Lo que ella no sabía era que ese baile cambiaría su vida por completo. ⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻⁻ -Esto es cansino. - ¿Lo que? ¿Tener que aguantar a toda esa ge...