La chica enamorada de la Luna

12 - Expectativas sobre mi futuro: eliminadas

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Expectativas sobre mi futuro: eliminadas.

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No había tenido ocasión de conocer a la princesa, según por los comentarios de Charlotte, ella debería de ser una chica bastante ocupada. Me quedé sin palabras al verla, se suponía que este sitio no era recurrido por nadie, a excepción de Louis.

-Es Anna, ¿cierto? -me preguntó ella dando pequeños pasos, acercándose a mí con la cabeza levantada para mirarme a los ojos. No era capaz de hablar, parecía una niña asustada, agarrada con fuerza a las escaleras y tratando evitar mirarla para no tener que afrontarla.

Siempre había escuchado rumores sobre que la princesa era una persona que adoraba conocer los problemas de las demás personas, y poder comentarlo con sus damas de compañía. Sin embargo, no estaba segura si lo que decían sobre ella era cierto, lo que sí sabía era que lo descubriría en poco tiempo.

-Ehh sí- respondí torpemente comenzando a bajar las escaleras con rapidez. Una vez que mis pies tocaron el suelo, tuve que limpiarme las manos de polvo en mi vestido, ya que la mayor parte de los libros estaban sucios por su falta de uso- No debería de estar aquí, lo lamento mucho- me disculpé en un tono lo suficientemente bajo como para que ella pudiera escucharlo, no era capaz de proyectar mi voz con más fuerza, la razón creo que era porque la princesa imponía más de lo que pensaba.

-No se preocupe- le restó importancia negando con su cabeza. Le dió un vistazo a la biblioteca, en parte sentí que me desnudaba con la mirada, por todas las horas que me había pasado aquí con su hermano, aunque ninguna de estas paredes proyectasen nuestras conversaciones, risas y citas- Hace ya varios años que no vengo a leer aquí, aunque esto nunca pierde su encanto- comentó comenzando a dar un paseo alrededor de las estanterías.

Le seguí con la mirada, ella cesó su caminata al quedar enfrente del gran ventanal, se giró a verme, mostrándome sus preciosos ojos azules iluminados por la luz de la luna. Su presencia era inquietante, parecía que supiera todo sobre mí con una simple mirada, algo bastante asustadizo.

-La biblioteca fue diseñada por mi tatarabuelo, para que sus próximas generaciones despierten interés por la lectura- me explicó posando su mirada sobre la ventana, que dejaba ver el laberinto, donde me perdí aquel día junto a Louis, y nos quedamos observando la luna por un largo periodo de tiempo- ¿No le hablo mi hermano sobre ello? -me preguntó con curiosidad ladeando su cabeza.

Negué con mi cabeza, incapaz de acercarme a ella para mantener una conversación mucho más íntima. Ella seguía mirando el jardín con una expresión indescifrable, no tenía ni idea de lo que debía de hacer, tal vez ponerme a su lado, o quizás retirarme para dejarle tener un momento privado con ella misma.

-Todas las reinas de Inglaterra fueron seducidas de la misma manera, cada rey busca el punto débil de su amada y...- ella suspiró acercándose a mí hasta acariciarme el pelo- creo que Louis ha encontrado el suyo- continuó diciendo mirando los libros que nos rodeaban- Lo cuál es extraño, porque resulta que usted es sólo la institutriz de mi hermana- pasé mis ojos por sus manos, nerviosa porque hiciera un movimiento brusco y me hiciera daño en el cuero cabelludo- Entonces dígame, ¿Cómo ha conseguido seducir a mi hermano? -su pregunta me dejó sin una respuesta clara, un profundo silencio nos inundó a ambas.

- ¿Piensa que yo seduje a su hermano? -pregunté confundida señalándome a mí misma. Ella se desconcertó por mi pregunta, sorprendida de que desconociera tal información- Su hermano y yo nos limitamos a leer y comentar sobre los libros que creíamos más interesantes- dije aún confusa, me había molestado la forma en la que estaba insinuando sobre la relación que teníamos Louis y yo- Y si me disculpa, tengo prisa- me despedí de ella con rapidez, furiosa por su comportamiento. Agarré mi bolso de camino a la puerta y salí de allí al paso más rápido que pude, para que la princesa Elisabeth no consiguiera alcanzarme.