Room 307 #Wattys2018

Luke.

Observo mi reflejo en el espejo sucio de la habitación de Calum, y no estando de acuerdo como esta mi cabello, lo ato en una cola alta. Coloco correctamente mi camiseta corta blanca con rallas negras y a través del espejo, veo como el moreno se levanta de la cama.

- Te espero fuera con los chicos, ¿vale?- murmura, un poco aún con la voz adormida. Giró mi cabeza y asiento con ella, mordiendo mi labio inferior nerviosa. Calum se acerca a mi con una sonrisa torcida-. No estés nerviosa, no te va hacer daño, lo prometo.

Hago una fina linea para tranquilizar al chico.

- Claro, confío en vosotros, Calum. Tan solo...dame un momento a solas.- mascullo bajando durante un segundo mi mirada.

Él sin ponerse en contra, sonríe por última vez antes de salir por la puerta. Tomo una gran bocanada de aire, intentando concienciarme de que todo va a salir bien. Es un tema muy complicado, y obviamente no tengo ni idea que me espera en esa habitación. Es imposible imaginarme una escena allí dentro que termine con un final feliz, a juzgar por lo que me han explicado. 

Vuelvo a suspirar dejando el aire retenido y me dirijo al pequeño baño de Calum, un poco tenebroso, aunque con un grifo decente. Dejo el agua caer y mojo mis dos manos para sobar mi rostro después, refrescandome un poco.

Me retiro del baño y antes de salir de esa sala, me observo de reojo en ese espejo. Una vez en ese pasillo con escalofriantes recuerdos, voy directa a los tres chicos que me esperan justo delante de la puerta de la habitación 307. 

Mientras aún no se han dado cuenta de mi presencia, veo como Calum esta explicando algo en susurros y los dos otros, especialmente Ashton, no se encuentran muy felices de oírlo. Cuando me encuentro justo delante ellos, callan al momento.

- Addison.- pronuncia Michael.

Creo otra vez con mis labios una fina linea, escondiendo todo el miedo que tenía en mi interior. Hago contacto visual con todos, y cuando mis ojos se fijan en los de Ashton, un suspiro temeroso se escapa de los labios de cada uno.

- ¿Entramos?- susurra el rizado.

Todos clavan sus ojos en mi, y yo por inercia mental asiento con la cabeza muy insegura. Los chicos dan cara a la madera de esa puerta, y yo quedo atrás con Ashton, quien al estar a mi lado, no tarda en entrelazar nuestros dedos y dar un pequeño apretón. 

Aunque Calum captura toda mi atención cuando da cuatro leves pero severos golpes contra la puerta. A los dos segundos, la puerta se abre con una lentitud aterradora y ese típico chirrido espeluznante.  Michael es el primero en entrar, el moreno lo sigue por detrás y Ashton empieza a caminar hacia dentro, llevándome a arrastras.  

Tomo un par de respiraciones profundas una vez estar dentro, y en esa oscuridad, la puerta se cierra de un golpe seco. El sonido rebota en esas paredes, las cuales puedo distinguir como antiguas y con manchas de sangre. El cabello facial de mis brazos se pone en punta y mi piel de gallina, cuando siento una brisa congelada pasar justo por mi rostro. 

Abro mis labios para dejar ir un grito, pero Ashton es más rápido y me nula esa acción, colocando una de sus grandes manos encima mis labios. 

-No puedes chillar...se asustara y sera peor.- susurra. 

Miro a los ojos de Ashton asustada, y en mi cabeza tan solo recorre la idea de huir. Así como gesto automático, me doy media vuelta y justo cuando voy a dar un paso hacia delante, una figura humana aparece enfrente mio entra esa oscuridad. Con una velocidad inhumana, me escondo detrás de Ashton, dando presión con mis dedos contra su brazo mientras siento como mis piernas flaquean.

- Luke, deja de asustarla, no tenemos todo el día.- murmura Michael, colocándose a mi lado, y Calum no se queda atrás.

Esa figura muestra una sonrisa vacilante dejando ir una carcajada sarcástica y de repente, una luz leve ilumina la habitación proveniente de una pequeña bombilla colocada encima nuestra. Parpadeo varias veces, pudiendo por fin, ver al propietario de tal historias paranormales y maldad. Quedo un poco desconcertada quedando un poco intimidada por su bello aspecto, eliminando de mi mente esa apariencia horrenda y escalofriante que había realizado días atrás, y fue tanto el impacto que me crea que hasta siento como mis mejillas toman calor.