Capítulo 17

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Capítulo 17
[Cuñado]

Aisha Hanley

Después de nuestro improvisado baile en la biblioteca, hubo un momento de silencio entre los dos.

Mi nerviosa mirada sigue perdida en lo que sea que tengo a la vista, porque veo libros, el piso, el techo, puesto que no tengo nada fijo que ver.

Solo sé que estamos en silencio, pero no un silencio incómodo, sino uno donde ambos sabemos la respuesta, pero no nos atrevemos a decírnosla de frente.

De repente el celular en mi bolsillo empezó a resonar muy fuerte.

— Hoy sí tienes sonido, celular estúpido — murmuré, tomándolo de mi bolsillo y contestando rápido.

Era una llamada de Adam.

— ¿En dónde estás, pequeño trol?

— En la biblioteca, ¿por qué? — hablé en voz baja. 

— Necesito las llaves del auto.

— ¿Justo ahora, en serio? ¿Para qué?

— Voy a salir con unos amigos.

Giré los ojos.

— Bien, te veo en el estacionamiento — colgué la llamada.

Dylan me veía con el ceño fruncido.

— Era Adam — aclaré.

Resoplé.

— ¿Qué quería? — preguntó, enarcando una ceja.

— Qué le devuelva las llaves del auto — suspiré.

— Oh. ¿Y tú las tienes?

— No, mi gato — ironicé.

— Pues tienes que ir a buscar a ese gato y pedírselas — contraatacó, riéndose.

Puse los ojos en blanco, negando con la cabeza.

— Acompáñame — tomé de nuevo el libro de Hamlet —. Ah, pero tú también tienes que leer uno.

Él enarcó una ceja.

— Ni de broma.

— Tienes que hacerlo — advertí.

Él pareció comprenderlo, porque si yo iba a leer uno que él eligió, pues él también debía leer uno que yo elija.

— ¿Cuál? — preguntó.

— Mmm... déjame ver — mencioné, dirigiéndome a la estantería para ver cuál podría recomendarle —. Este, está bien — dije tomando el libro "Otelo" de William Shakespeare.

— ¿En serio? ¿Otelo?

— ¿Qué tiene de malo? — fruncí el ceño.

— No, nada.

— Bien, entonces leerás este — dije dándole el libro —, mientras yo leo Hamlet — señalé el libro en mis manos.

Bajamos y fuimos directo con la bibliotecaria.

Ella nos preguntó qué libros llevábamos y únicamente nos pidió nuestra identificación para llenar la ficha donde se especifica cuántos libros llevamos y quiénes somos. Ya saben, el típico control que tienen sobre cada libro para que este no pueda perderse. 

Cuando todo ya estaba en orden, salimos para dirigirnos hacia el estacionamiento.

Durante todo el camino reinó el silencio, yo solo podía observar a mi alrededor para no sentirme incómoda.

Perfecto Desastre © #1 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora