Capítulo 43

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Capítulo 43
[Tres años bastan para que todo cambie, ya sea para que algo se derrumbe o se construya]

Aisha Hansley

Todavía no logro comprender cómo es que pasó todo esto. Nadie jamás se habría imaginado que la tristeza y la desgracia llegarían a nuestras vidas envueltas con papel de regalo.

Después de que Adam me contó sobre Dylan, de que ha estado en coma por tres años, me desmayé.

Tan fuerte y desgarradora fue esa noticia que mi cuerpo dejó de ser mío y pasó a ser de la agonía. Podía sentir cómo mi corazón se estrujaba del dolor, cómo mis sentidos iban apagándose uno tras otro.

Pasé estos tres años creyendo que Dylan se había olvidado por completo de mí. Que había olvidado nuestra promesa. Incluso hasta me imaginé que había encontrado a alguien más.

Todo este tiempo traté de olvidarlo, intenté no pensar en él a cada segundo durante tres años, procuré darle un rumbo a mi vida donde no estuviera él.

Ahora, únicamente, veo que solo fui una tonta.

No debí alejarme de todo, porque alejarse de los problemas no significa que estos por sí solos se resolverán. Debí enfrentarlos, pero no pude, simplemente no podía. No al menos en ese momento de mi vida.

Mamá y papá sí sabían de mi regreso, organizaron una cena de bienvenida, pero tuvieron que cancelarla tras ver mi fragilidad ante la noticia que mi hermano me acaba de dar. En toda la noche no pude dormir, mi mente se cuestionaba tantas cosas y tenía tantas preguntas y dudas por resolver.

¿Por qué siempre que él y yo estábamos bien, aparecía o sucedía algo que estropeaba todo?

¿Qué era lo que pasaba realmente?

¿Acaso él y yo estamos destinados a amarnos, pero sin estar juntos?

Me destroza todo lo que está pasando, todo lo que ha pasado. Se supone que ahora soy más fuerte, pero no sé cómo serlo. No hay manual que diga cómo ser fuerte cuando la estabilidad que creías tener se viene abajo de golpe. Las personas fuertes son débiles en algún momento de su vida, y las personas débiles llegan a ser fuertes. Es ley de vida.

Quería respuestas y debía obtenerlas lo más pronto posible, o me iba a volver completamente loca.

Me levanté de la cama y cogí mi celular. Le envié un mensaje a la única persona que podía darme las respuestas que yo buscaba. Él debe saber, sí, debe saber, no tengo dudas.

Tomé un abrigo de lana del armario y me apresuré a salir. Todos en casa estaban profundamente dormidos. Cogí las llaves del auto de Adam, que técnicamente es de ambos.

Llegué al parque donde me senté a esperar a la persona que terminaría con todas mis dudas y calmaría un poco la agonía que me consumía.

No tardó en aparecer la figura de la persona a la que tanto estaba esperando.

Se sentó a mi lado, dio un leve suspiro, se bajó la capucha de su abrigo y sin observarme, preguntó:

— ¿Por qué razón me citaste aquí? ¿Quieres saber sobre él, no es así?

— Adam me contó que...

Perfecto Desastre © #1 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora