Perfecto Desastre © #1 [+18]

Capítulo 24

✨ Mini maratón 2/2 ✨

Capítulo 24
[El mundo es muy pequeño]

Mientras Dylan iba por Ellen a su habitación y le vendaba los ojos, yo me encontraba acomodando el regalo. Coloqué la caja al lado izquierdo, el peluche al derecho. Sin embargo, el tonto peluche siempre se iba para atrás, no se detenía, así que lo que hice fue pegarlo aún más a la caja para que se detuviera. Y, finamente, se detuvo.

Noté que mi mejor amiga ya venía y traía la venda en los ojos, tal y como le había dicho a Dylan que hiciera.

— Didi, ¿a dónde me llevas? — preguntó Ellen.

Supongo que tenía miedo a caerse, ¿y cómo no? Si yo tuviese una venda en los ojos también lo tendría, es más, me aferraría a la persona que tuviese al lado para no dejar ningún diente en el piso.

— Calma, ya casi llegamos.

— Está bien.

— Yyyy... Llegamos. Todavía no te quites la venda, Ellen, porque que alguien quiere decirte algo.

— ¿Quién? ¿Quién es? — preguntó Ellen, impaciente.

— Yo — hablé.

— ¿Aisha?

— Sí, soy yo.

Me acerqué a ella dándole vuelta hacia mí, me coloqué detrás de ella y le quité la venda.

— ¡Feliz cumpleaños! — le dije —. Sé que es mañana, pero decidí que era mejor darte esto hoy.

Ella observó su regalo por unos instantes, luego se giró hacia mí y me abrazó fuertemente.

— ¡Muchas gracias, Aisha!

— Te quiero mucho, Ellen. Eres especial para mí, nunca olvides eso, me alegra formar parte de tu vida — digo mientras correspondo su abrazo.

— Tú también eres especial para mí, Aisha. Y no, que va, gracias a ti por tolerar y soportar cada una de mis locuras. Te quiero mucho, mucho, ¡mucho!

Ella se separó y se dirigió hasta donde se encontraba la caja junto al Stitch. Ella cogió el Stitch, lo abrazó y se giró hacia mí muy sonriente.

— ¿Cómo te enteraste de que me encanta Stitch?

— Yo... eh... ¡Lo deduje! — sonreí.

— Por algo eres mi mejor amiga.

Si supiera que fue idea de Dylan.

Lo miré y telepáticamente le dije «Gracias, te debo una».

Él solamente esbozó una sonrisa satisfactoria, girando la cabeza un poco.

— Quédate a cenar con nosotros — me pidió Ellen, aún con el Stitch en manos.

— Ellen... no creo que eso sea una buena idea — mencionó Dylan, en voz baja.

— Sí, sí lo es. De manera que quiero que por una vez lleves la fiesta en paz con nuestro padre, ¿puedes hacerlo? Por favor — hizo los ojitos más tiernos que he visto en la vida.

Él la miró, suspiró, y giró la cabeza. Pareció dudar, pero cuando su mirada y la mía se encontraron, cualquier duda que hubiese tenido en esos momentos se disipó.

— Bien, solo por hoy — murmuro.

— ¡Genial! — dijo Ellen, con una sonrisa llena de felicidad, luego se gira hacia mí —. ¿Entonces te quedas a cenar? Dime que sííí. Mira que hoy es un día muy importante para mí — pestañeó, poniendo ojitos adorables.