11. "Gracias"

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Todoroki

Cuando llegamos de correr, se escuchaba un murmullo considerable. Kaminari se acercó a Bakugou para preguntarle a dónde estábamos y sin entender qué le molestó de la pregunta, lo empujó con su habitual actitud. Algo similar pasó con Kirishima, salvo que éste solo se llevó un "quítate de mi camino". ¿Seguiría molesto por que le gané en la carrera?
– ¿En serio tenías que congelar mis pies?
– Lo que sea para ganar – subiendo las escaleras.

Al llegar a clases, el profesor Aizawa nos organizó en pares al azar y, mi compañero resultó ser, ni más ni menos que Bakugou. Fuimos los últimos en enfrentarnos.

Comencé con la muralla de hielo que me servía para retenerlo mientras pensaba en alguna estrategia para enfrentarlo. Sin embargo, de la nada, escaló el gran muro y se abalanzó contra mí en una espiral de humo desde arriba, lo que generó una fuerte ráfaga de aire que me dejó disperso. No podía verlo, pero sabía que había aterrizado, por lo que congelé el suelo al instante.

Una vez el humo se disipó, no estaba a la vista. Un fuerte golpe que me ancló al suelo me hizo percatarme de que se encontraba sobre mí. Logré zafarme de su agarre con una barrera de fuego que, lejos de intimidarlo provocó una mayor expansión de una de sus explosiones. Así estuvimos por al menos quince minutos, donde ninguno quería ceder. Todo ese tiempo en el que habíamos estado entrenando había provocado que conociéramos nuestros puntos débiles y límites.

En un momento cedí ante el frío de mi lado derecho, debido al sobre uso de ambos lados, no podía equilibrar la temperatura de mi cuerpo con la misma rapidez. Eso le dio una brecha para acercarse a mí, pero como sabía que también estaba agotado, alcancé a anclar sus pies al piso antes de perder el conocimiento. El resto fue oscuro.

Desperté en la enfermería con apenas algunos vendajes. A mi lado, se encontraba Bakugou, inconsciente pero su piel resplandecía con un leve color rojizo. Me acerqué a él un poco adolorido para confirmar que ese trataba de fiebre. Su rostro se retorció con una expresión de dolor. Rápidamente, acerqué mi mano derecha a su frente y poco a poco disminuí la temperatura, mientras la izquierda sostenía su mano. Su expresión se estaba suavizando y yo solo quería estar ahí, viéndolo dormir.

Poco después me desperté a su lado, para encontrarme con sus ojos, aun sosteniendo su mano. Permanecimos mirándonos lo que a lo mejor fueran unos cuantos segundos antes de que fuéramos interrumpidos por Recovery Girl. De camino al dormitorio, se quejaba de que, antes de que se desmayara, había quedado en empate.

– Esto no es nada que otro encuentro no arregle. No te molestes tanto. – intentaba calmarlo. Pero el encuentro no pudo ocurrir pues nuevamente nos encontrábamos recibiendo exámenes parciales.

Durante este tiempo no pudimos hacer más que intercambiar breves palabras en los pasillos, bueno Bakugou me gruñía cada vez que podía, pero luego entendí que esa era su forma de comunicarse. Empezaba a extrañarlo.

Últimamente había estado recordando al mayor de mis hermanos, o lo poco que recuerdo de él. Cuando mucho en mis recuerdos solo está la imagen de alguien con severas quemaduras y destellos de llamas que envolvían su cuerpo. A diferencia del desquiciado del viejo, Fuyumi y Natsuo, no podían olvidarse de él, en especial el tercero de nosotros; ambos hermanos eran muy unidos, según me llegó a contar. La muerte de él en ese incendio de seguro fundó los cimentos de lo que originaría mi cicatriz y el internamiento de mi madre en el hospital psiquiátrico. Nuevamente comenzaba a sentirme pesado.

Y, como si de una invocación se tratase, esa noche recibí un mensaje de mi estúpido viejo.

"Responde tus mensajes, Shoto" "Eres la última persona con la que quiero hablar" "Esa no es forma de referirte a tu padre. Pensé que ya habías superado tu etapa rebelde." "¿Qué quieres?" "He sabido que has estado en contacto con tu madre y me preocupa que eso altere tu desempeño. Tu contacto con ella está suspendido hasta nuevo aviso." "¡No puedes hacer eso! ¡Ella no es de tu propiedad!" "Tienes cosas más importantes en las que concentrarte, no puedes tener más distracciones. Esto es para mejor." Estaba entrando en cólera. No tenía derecho a disponer de su vida así, sin más. "Siempre la has tratado como si no fuera nada, ¿y ahora te refieres a ella como una distracción? ¡Estoy harto de ti como nos tratas! Después de nueve años sin saber nada de ella, ¿ahora quieres volver a alejarla de mí? ¡Ella está en esa situación por tu culpa! ..." Mi corazón latía tan rápido que estaba aturdido.

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