3. Quiero la Revancha

233 32 17
                                    

Bakugou

– No puedo creer que ese idiota de Mitad–Mitad me dejara vencerlo tan fácilmente, ¡incluso cuando enfrentó a la Cinta Pegante pareció esforzarse más! – Arrojé una almohada contra la pared, esperando que explotara, pero solo se limitó a rebotar. Ni siquiera yo subestimé a Cara Redonda en nuestro enfrentamiento. Empezaba a sentirme claustrofóbico en mi habitación.

Salí a caminar para despejar la mente, pero había obviado por completo que, tras el festival, empezaba a ser más reconocido, aún más después de ser amarrado como un psicópata.

– ¡Mamá, mamá, mira! ¡Es el monstruo que ganó en el Festival Deportivo! – ante el reconocimiento del engendro solo me limité a intimidarlo, no quería ser halagado por un logro que ni siquiera apruebo. Ante el gesto, ambos se alejaron con rapidez.

Me senté en uno de los barandales del parque más próximo a mi casa, mirando hacia la ciudad que se cernía bajo mis pies.

¿Acaso no fui lo suficientemente bueno como para que se sintiera motivado a usar todo su poder? De solo pensar en eso, chispas y humo empezaban a brotar de las palmas de mis manos.
– Voy a romperle la cara la próxima vez que lo vea – quemando la hoja que se posó en mi hombro.

Poco después, mi celular empezó a sonar insistentemente. Se trataba de Shity–Hair. Comenzaba arrepentirme de haberle cedido mi número tras impartirle tutorías de geometría.

– ¡¿QUÉ QUIERES?! – Pregunté de mala gana
– No tienes que ser tan brusco, Bakubro – odiaba cuando me llamaba así – Estuve preocupado por ti desde que ganaste la competencia. ¿Estás bien?
– Por quien deberías preocuparte es por ti, ¡FUISTE TÚ EL QUE PERDIÓ CONTRA MÍ!
– Por cómo te escuchas, supongo que estás de mejor humor
– Hasta nunca – me disponía a colgar cuando sus alaridos me descontrolaron – ¡¿QUÉ?!
– Lo quieras asumir o no, eres el indiscutible ganador, y el mejor de toda UA – dijo mientras imaginaba su detestable sonrisa puntiaguda al hacerlo. Empezaba a sentirme irritado.
– Como sea – colgué sin dejarlo responder. Empezaba a oscurecer y me dirigí de regreso a mi residencia, sin mucho apetito. Aunque, por los constantes gritos de mi madre, tuve que atragantarme el estofado casi por completo.

Qué mujer tan detestable.

Eran más de las ocho de la noche, y no podía dormir. La imagen de Mitad–Mitad inconsciente sobre los escombros de hielo, solo me hacía hervir la sangre. No estaría conforme hasta tener la revancha del depresivo ese.

Voy a demostrarle que soy tan digno como el maldito Deku.

Todoroki

Tras el enfrentamiento con Midoriya en el festival, estaba abrumado por la asimilación de mi lado izquierdo. Aún debía desprenderme de la sombra de mi estúpido viejo antes de sentirme seguro de usarlo.

La mañana siguiente, decidí visitar a mi madre luego de nueve años de aislamiento.
– ¿Por qué decidiste ir justo ahora? ¿Crees que deberías ir sin decirle a nuestro padre? – Fuyumi siempre había sido muy considerada, pero no era momento para darle explicaciones. Si me detenía un minuto más, me arrepentiría.
– Nos vemos luego. – me despedí cerrando la puerta detrás de mí.

En la calle, capté la atención de algunos transeúntes, pero no quería tomar ningún transporte. De camino al hospital, solo pensaba en las distintas formas en las que podría comenzar alguna conversación con mi madre.

¿Cuánto habría cambiado en todo este tiempo?

Mis latidos empezaban a aumentar y mi respiración flaqueaba, pero una vez pensé en lo que me motivó a salir en primer lugar, empezaba a recobrar la compostura.

Formas Parte de MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora