Todoroki
En uno de los fines de semana en los que fui a visitar a mis hermanos, el viejo se encontraba discutiendo con Natsuo, quien abandonó la casa sin más. Quise ir tras de él, pero Fuyumi me detuvo. Esa noche, ella me comentó que, debido a que nuestro hermano comenzaba a mostrar interés en una de sus compañeras de la universidad, el idiota del viejo consideraba que eso no haría más que importunarlo en su desempeño académico.
Una mezcla de sentimientos me envolvió en ese instante, y sin saber por qué, solo venía a mi mente el rostro de Bakugou.
Poco a poco comencé a alejarlo de mí, y con su explosiva personalidad, no hacía más que alterarse, pero, luego comenzó a ignorarme, lo que era mucho peor. Extrañaba su compañía, escabullirme en su cama por las noches, entrenar con él, o simplemente compartir espacio juntos. Me sentía enfermo. Me había acostumbrado a él y ahora sentía como si estuviera incompleto.
Sin embargo, comencé a compartir más tiempo con Yaoyorozu, quien me acompañaba a estudiar a la biblioteca. Incluyo llegamos a entrenar en varias ocasiones. Pero no era lo mismo. Ella siempre se comportaba amable, e incluso reservada en ocasiones, pero dispuesta a colaborar, no por nada era la secretaria de la clase. Y aun estando con ella, solo pensaba en Bakugou.
Una vez que llegué más temprano de lo usual a clase, las chicas murmuraban acerca del interés romántico de Uraraka, aunque nunca mencionaron su nombre:
– No es nada de lo que piensan chicas – tenía las mejillas sonrosadas, bueno, más de lo usual. La actitud de las chicas pareció cambiar en cuanto notaron mi presencia. Yo seguí inmerso en mi lectura, o eso intenté, hasta que comenzaron a comentar cosas a las que no pude mantenerme al margen.
– ¿Por qué te pones tan nerviosa cuando estás con él, entonces? – preguntó Ashido
– Pasas mucho tiempo con él cada vez que pueden. Incluso estudian juntos – expresó Hagakure con alegre voz – Hasta pareces otra persona cerca de él.
– Yo he logrado ver que a veces se quedan mirándose fijamente, kero –Tsuyu – Tu pareces feliz cuando me hablas de él.
– Así que tienes más informada a Tsuyu que a nosotras, Ochako – se quejó Ashido
– En una de las prácticas, tu corazón latía tan rápido que pensé que se trataba de un terremoto – comentó Jiro – ¿Es así cada vez que lo vez o escuchas su nombre?
– E irónicamente pareces celosa cuando pasa tiempo con alguien más
– ¿Hablas por experiencia, YaoMomo? – comentó la de piel rosa
– ¿A qué te refieres, Mina? – cuestionó alterada
– ¡Es hora de que se acomoden! – la voz de Iida cortó con la conversación y yo me sentía mareado.Era como si estuvieran hablando de lo que me ocurría cuando pasaba tiempo con él... Me sentía a gusto en su compañía, me gustaba verlo molesto, acariciar su cabello cuando se molestaba, dormir en su cama; a veces recuerdo el sonido de sus latidos del día que me sirvió de apoyo luego de discutir con mi viejo. Pensar así de él, era como describir a otra persona, una a la que había tenido la oportunidad de conocer una vez me acerqué más a él. Mi cabeza dolía.
– ¡Bakugou, procura llegar antes! – el reclamo de Iida me trajo de vuelta a la realidad. Como si de un reflejo se tratara, mis ojos se giraron en dirección a la de él. Y allí estaba de pie. Por un momento pensé que el corazón saldría de mi pecho.
– ¡Quítate de mi camino, cuatro ojos! – empujándolo haciendo paso a su asiento. Nuestros ojos se encontraron por un breve momento, antes de que los desviara con el ceño fruncido. Sentí como si me clavaran una daga en el centro del tórax.El resto de los días fueron hostiles, no solo me ignoraba, sino que ante cualquier cosa que hiciera, parecía encender la mecha como excusa para discutir conmigo, y ahora sus palabras si eran hirientes, peleas en las que intervenían nuestros compañeros; quería provocarme, pero, como no quería causarle más molestias, solo lo ignoraba, lo que solo hacía que reaccionara aún peor, discutiendo con todo aquel que se cruzara en su camino.
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Formas Parte de Mí
FanfictionTuvimos que pasar más tiempo juntos para descubrir que quizás podríamos tener varias cosas en común, como nuestros sentimientos... afortunada e irremediablemente. Vamos, no te resistas. Quizás sea la joyita que no esperabas leer pero sí la que nece...