El sábado había llegado, y esa misma tarde con algunas de mis amigas nos habíamos propuesto ir hasta el mall más cercano para comprar nuevos vestidos. Acordamos no ir muy elegantes, pero sí vernos espléndidas. Ruby y Rosemary (unas amigas de Lisa que hace poco se habían convertido en mis amigas) querían atraer la atención de dos chicos más grandes que ellas, así que se compraron vestidos llamativos: Uno dorado con pequeñas lentejuelas, y el otro de un color ocre brillante, bastante escotado. Yo me elegí uno negro que Lisa dijo asentaba mi figura. Supongo que eso era algo bueno.
Cada una se fue a su casa después de eso. Unas horas antes de ir a la casa de Jason, me puse mi traje de baño y el nuevo vestido por encima. Llevaba el pelo suelto, sólo con un par de hebillas para sujetar unos mechones. No me maquillé, ya que si iba a meterme en la piscina se me iba a salir. No quería terminar pareciendo Sally Barnes, cuando el año pasado su novio terminó con ella en la escuela. Lloró, pero llevaba tanto maquillaje puesto que gran parte de su rostro quedó manchado del negro de su delineador. Sus pómulos habían quedado totalmente oscuros por la mezcla entre la máscara y sus lágrimas. Algunos no pudieron evitar reírse.
Cuando estuve lista, mi padre me llevó en su camioneta. Le pedí que me dejara unas cuadras antes de llegar. Su auto estaba bastante oxidado y, una de las reglas básicas para que la gente te aceptara en el colegio era tener un auto bueno o no tenerlo en absoluto. No sé quién fue al que se le ocurrió semejante estupidez. Además, no quería que me vieran llegar con mi padre.
Desde la entrada ya se podía escuchar un potente alboroto producto de la música que venía desde dentro. Abrí la puerta sin siquiera tocar. La fiesta rebalsaba de gente. Unos pocos más y faltaría el aire ahí dentro. Esquivé todo tipo de gente: los que estaban tirados en el piso, probablemente ya borrachos, los que se estaban besando y no dejaban pasar, los jugadores de futbol que ocupan el lugar de diez personas juntas. Más allá vi a Lisa con otra chica. Estaba segura de que Chase no había podido ir; de haber estado en la fiesta, Lisa se hubiera quedado pegada a él toda la noche.
- ¡Isabelle! - Dijo Lisa, alzando los brazos al verme y volcando el contenido de su vaso al hacerlo. No pareció darse cuenta. Estaba hablando con Olivia, una amiga suya. Lisa fue siempre una chica sociable.
La saludé con un beso.
- ¿Dónde están Ruby y Rose?
- Se fueron a por Stanley y Clarence, esos chicos de cuarto con los que hablaron en la cafetería la otra vez. Era de suponerse. - Dijo Olivia, soltando una risita.
Ellas siguieron hablando, pero yo, haciendo caso omiso a lo que decían, me paré en puntitas de pie y miré por encima de ellas para poder ver la imagen completa de la fiesta. Vi muchas caras familiares y otras completamente desconocidas.
Tomé ponche, hablé con gente que Lisa me presentaba pero que no tenía intenciones de conocer en profundidad y comí frituras. Acompañé a Lisa a la piscina pero no tuve el coraje como para meterme yo; me quedé sentada en el borde, mojándome los pies, mientras ella aprovechaba la ocasión para hacer uso de sus dotes. Lentamente, la fiesta comenzó a vaciarse. Los primeros en irse fueron los futbolistas; decían que al día siguiente tenían práctica y debían descansar (lo cuál no fue excusa suficiente como para que no se emborracharan por completo).
Cuando el reloj marcó las tres de la mañana, la casa estaba ocupada por la mitad de gente que hacía dos horas atrás. Para ese entonces yo estaba sentada en el sillón del comedor de Jason junto con el resto de los invitados quienes hablaban de cosas irrelevantes. Había tres sillones más dispuestos alrededor de una pequeña mesita ratona. Algunos se habían apretujado para caber en ellos, otros estaban sentados en los apoyabrazos de los sofás y unos cuantos simplemente en el piso. Estaba terriblemente aburrida y quería irme a casa. La miré a Lisa como diciendo "¡vámonos ya!", a lo que ella me respondió con otra mirada "¡un rato más, porfis!".
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Cosas del destino (Asa Butterfield fan ficción)
FanfictionUna joven aburrida de su vida conoce un chico que podría darle un poco de emoción a sus días, el cual se muda a la casa de enfrente. Y este chico es nada más y nada menos que una estrella de cine. Para ser más precisos, Asa Butterfield. Tanto la his...