Capítulo 21: Final

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Aviso de contenido: Este capítulo habla de temas sensibles (cáncer, suicidio). Se recomienda discreción, ya que puede herir la sensibilidad de algunos lectores.

Nota 2: La canción que enlacé encaja y le da el clima perfecto a este capítulo. Si pueden, por favor escúchenla mientras lo leen.

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Decidimos emprender la vuelta después de eso. Nada de lo que hiciéramos ahora sería lo mismo luego de todo lo que había ocurrido en este viaje.

Le hablé de Jonathan. Le dije cosas como no lo había hecho con nadie. Ni con Ruby, ni con Rose, ni siquiera con Lisa.

Le conté lo que había ocurrido: Jonathan tenía leucemia. Se descubrió demasiado tarde. Las cuentas no paraban de llegar y no había mejora. Nadie está preparado para lidiar con ese tipo de cosas, y mis padres tampoco. Peleaban todo el tiempo. Se echaban la culpa, como si el cáncer fuera culpa de alguien.

Las últimas semanas, pálido y sin pelo, lo iba a ver todos los días. Cada vez que entraba en la habitación me sonreía y jugábamos. Claramente, yo no entendía la gravedad de lo que estaba pasando. Sólo tenía ocho años. Él tenía siete. Pensé que si podía seguir divirtiéndose conmigo significaba que estaba bien.

Una noche, mi madre me despertó. Me dijo la verdad; había fallecido. Se le caían las lágrimas mientras lo decía. Se notaba que estaba tratando de contenerlas. Me explicó que estaba en un lugar mucho mejor. Lloré con ella.

Nada fue lo mismo después. Al menos no entre mis padres. Nos amaban a Pedro y a mí, pero ya no se amaban entre ellos. Podía verlo.

También le hablé a Asa de lo que le ocurrió a mi madre. Un año después ella fue la que murió. Había salido esa noche. Mi padre atendió una llamada y luego de eso nos llevó corriendo al hospital. Nunca lo había visto manejar así. Cuando llegamos ya era tarde. La policía se encontraba en la sala de espera y le explicó a papá que había perdido el control de su auto camino a casa. No puedo imaginar cómo se debió de haber sentido papá en ese momento, ¿cómo le explicas a dos niños que ahora su madre era la que no estaba?

Unos años después encontré una cuaderno de mamá guardado en el garaje. En él hablaba de lo triste que se sentía. Que odiaba en lo que su vida se había convertido. Que ya no estaba a gusto. Que no podía seguir luego de perder a su hijo. No había tenido un accidente; se había quitado la vida.

Le costó mucho a papá el por fin deshacerse de las cosas de mamá. Nunca le conté que había encontrado el cuaderno. Todavía no sabe que sé la verdad.

Me tomó mucho tiempo encontrar paz en ambas cosas. Aún no lo logro del todo, pero le expliqué que al menos estoy feliz de que papá fuera nuevamente feliz. Estoy feliz de tener a Pedro.

Sentía una leve presión en el pecho al contar todo esto. Asa escuchó atentamente todo lo que tenía para decir. Agradecí que no me dijera las típicas cosas que temía que dijera. Cosas como, "cuánto lo siento, me imagino lo que debes sentir" o "no te preocupes, ya volverán a encontrarse". No quería palabras de aliento, sólo quería que lo supiera. Puso su mano en mi pierna y me acarició en forma de contención. Eso era todo lo que necesitaba.

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Llegamos por la noche. Asa estacionó frente a casa y le pedí que entrara conmigo. Papá y Ally estaban en el living, leyendo. Nos abrazaron fuertemente a ambos en cuanto cruzamos por la puerta. Ally me llenó de besos.

Cosas del destino (Asa Butterfield fan ficción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora