Capítulo 13: No quiero repetir mi inocencia

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Así que el momento había llegado por fin. Uno de los eventos más importantes del año escolar estaba por tener lugar. Bueno, no es como si tuviéramos muchos, tampoco. El último gran evento había sido celebrado un mes atrás, cuando nuestro club de fútbol ganó el segundo puesto en una competencia local y toda la semana nos la pasamos honrando y glorificando los méritos de aquellos grandes jugadores, lo que a mi criterio era una total pérdida de tiempo.

La puerta sonó tres minutos antes de que el reloj marcara las ocho en punto. Me acerqué al balcón y asomé la cabeza por encima del barandal. Desde allí podía ver a un Calvin tan arreglado como para ir a un casamiento, balanceándose sobre sus pies. Me miré una última vez en el espejo, me colgué la cartera al hombro y bajé la escalera apresurada mientras le gritaba a papá "¡no te preocupes, yo abro, yo abro!".

Abrí. Ahora estaba quieto, con las manos en los bolsillos del pantalón. Parecía nervioso. Seguramente lo estaba, ya que mi padre y su novia estaban atrás mío, mirándonos fijamente. Ally sostenía la cámara de fotos que suelo usar yo en su mano izquierda.

- Estás preciosa. - Comentó Calvin en la voz más baja que pudo, supongo que para que mis padres no lo escuchen. Esbozó una media sonrisa, de esas que harían derretir a cualquiera.

- Tú también estás muy elegante, debo admitir. - Dije, mirándolo de arriba a abajo. Él dio una vuelta sobre sí mismo para mostrarme el look completo. Ambos reímos.

- ¿Qué les parece si les tomo una foto antes de que se vayan? - Sugirió Ally.

Así fue como comenzó una seguidilla de clicks interminable, porque al parecer siempre había algún problema con la foto anterior. Me fastidiaba pensar que el simple hecho de ir a un baile escolar realmente ameritara una sesión fotográfica. Traté de zafarme de la situación como pude.

Calvin había venido en su Citroën 2CV. Se notaba que estaba recién lavado. Una vez dentro, nos relajamos un poco. Éramos sólo nosotros dos.

- ¿Estás nerviosa por el baile?

- Yo no diría nerviosa. De hecho se me da muy bien eso de bailar.

Sí estaba nerviosa. Y en realidad no sabía bailar, tampoco. Sentía una presión en el pecho, que bajaba a mi estómago, sumado al nudo en mi garganta. Todo eso en conjunto daba por resultado unas inmensas ganas de vomitar. Traté de aguantarme con todas mis fuerzas para evitar perder la dignidad.

- ¿De verdad? Bueno, sólo espero que no me opaques en la pista de baile, pequeña Isa.

- Eso ya lo veremos, pero lo dudo. Tienes pinta de buen bailarín.

- Es lo que me dicen siempre. También me dicen que tengo pinta de que voy a ser la persona más simpática y graciosa que probablemente vayan a conocer.

- Estoy en serias dudas con esa afirmación.

Ambos reímos a carcajadas de las idioteces que formaban parte de nuestras conversaciones. No tenían ni pie ni cabeza, ni rumbo en general.

A pesar de que salimos a tiempo, el tráfico era una locura y tardamos mucho más de lo pensado en avanzar desde mi casa hasta el área de mi colegio. Llegamos media hora tarde. 

Estando parados frente a la puerta del gimnasio ya se podía percibir el tumulto de gente que debía haber adentro. La música no podría haber estado más fuerte. Entramos.

Un océano interminable de personas nos rodeaba, y estaba tan oscuro que era difícil distinguir quién era quién.

- No te separes de mí, ¿okay?

Me tomó de la mano con fuerza. Cruzar por la pista de baile hacia donde estaba la mesa de ponche fue la travesía más heroica de la noche. Sentía los cuerpos sudados y pegajosos de mis compañeros de clase a medida que caminaba. Me chocaron, empujaron y patearon. A medida que avanzaba tenía que pedir disculpas innumerables veces a cada persona a la que no le respetaba su espacio personal.

Cosas del destino (Asa Butterfield fan ficción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora