La llamada a Ruby me dejó un mal gusto de boca. No esperaba que me contestara de esa forma; sólo quería arreglar las cosas, y en menos de cinco minutos se pusieron peor. Dudé sobre si llamar a Asa para salir esa tarde o si olvidarlo por hoy, pero mis ganas de verlo eran más fuertes.
Quería que se repita lo de la noche de la boda pero, ¿iba a ser eso posible? No hubiera imaginado un primer beso tan perfecto ni en mis sueños más locos. El atardecer, las luces, la música...
Salí al balcón a tomar un poco de aire. Había una brisa fresca. Sin quererlo, pude ver la habitación de Asa al otro lado de la calle. Era un poco extraño; casi se sentía como si estuviera espiando. De todos modos, él no estaba ahí.
En ese preciso momento, sonó mi celular.
«¿Hola? ¿Estás despierta? » Recitaba el mensaje. Era él.
«Sí, aquí estoy »
«Estoy en la plaza principal, ¿estás ocupada? »
Sin darme cuenta, sonreí. Antes de contestar, tomé mi bolso y lo llené con mis cosas.
«Voy para alla.»
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No quería molestar a mi padre, así que caminé las diez manzanas hasta la plaza principal.
« Ya llegué, ¿dónde estás? »
« Tengo una idea. Juguemos un juego. He dejado pistas por el parque para que me encuentres. Será divertido. »
« Oh, vamos, Asa, el parque es enorme, me llevará todo el día. »
No recibí respuesta. A pesar de las quejas, de verdad sonaba divertido. Sujeté mi bolso con fuerza y comencé a caminar.
Recorrí gran parte del parque en linea recta. Cuanto más me alejaba, menos gente había disfrutando del día. Pude ver familias jugando a la pelota, grupos de amigos tocando la guitarra en el césped, parejas riendo, pero ninguna señal de Asa. ¿Qué se suponía que tenía que buscar?
Finalmente, vi un árbol grande. El único en medio de un claro. Se parecía bastante al árbol en el que estuvimos la noche del baile de otoño. Desde lejos, se podía ver que tenía una nota pegada. Era una flecha dibujada con lápiz. Apuntaba a la izquierda.
Una sensación de emoción se apoderó de mi cuerpo. Solté una risita y comencé a correr en esa dirección. Más allá, descubrí otra nota, apuntando a la derecha. Comencé a correr más rápido. Un poco más allá, otra en diagonal.
Para este punto, ya no quedaba nadie. El terreno se volvía cada vez más empinado. Comencé a dudar si seguir o no; algo no parecía correcto. No encontraba más señales. Estaba a punto de mandarle otro mensaje, cuando encontré un rastro de flores sospechosamente ubicadas en forma de camino sinuoso. Orquídeas.
Tomé impulso nuevamente y seguí corriendo, siguiendo la linea que demarcaban estas. No sabía qué era lo que me esperaba al final del camino, pero estaba ansiosa por descubrirlo. De a poco, comencé a escuchar música proveniente de un poco más allá.
Llegó un punto en que ya no había más flores. En cambio, al final del camino había un globo, junto a un árbol. Parecía tener algo dentro. Lo inflé con todo el aire que me quedaba después la corrida. Finalmente, el globo tomó un tamaño considerable. Lo pinché. Dentro tenía una nota.
"Falta poco", decía, y debajo tenía un dibujo de parte del parque hecho por Asa, con flechas indicándome el punto de llegada. Donde se suponía que estaba él, había dibujado un hombre de palitos. Donde estaba yo, había dibujado una tortuga.
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Cosas del destino (Asa Butterfield fan ficción)
FanfictionUna joven aburrida de su vida conoce un chico que podría darle un poco de emoción a sus días, el cual se muda a la casa de enfrente. Y este chico es nada más y nada menos que una estrella de cine. Para ser más precisos, Asa Butterfield. Tanto la his...