Capítulo 2: El nuevo vecino

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Una tarde, sin previo aviso y sin que nadie supiera, un camión de mudanzas se estacionó al otro lado de la calle de mi casa. Estaba haciendo mi tarea cuando escuché un estruendo monumental y salí al balcón de mi habitación a ver qué pasaba. Detrás del camión había una camioneta y de ella salieron un hombre de traje y una señora muy elegante que llevaba un vestido rojo y un sombrero a lunares. De la puerta trasera bajó un joven. Tendría la misma edad que yo, pensé. Delgado, con cabello tan negro que parecía brillar por sí solo a la luz del sol. Estaba escuchando música. Al verlo, sentí como si tuviera el corazón en la garganta.

Su cabeza se desvió rápidamente hacia mí y me vio mirándolo fijamente. Quería voltearme o mirar para otro lado para que no resultara tan incómodo como parecía, pero no podía dejar de hacerlo. Algo me impedía apartar la vista, como un imán. Nos sostuvimos la mirada por unos cuantos segundos y luego él entro a su aparentemente nueva casa. Cuando me di cuenta de lo que había ocurrido, entré a mi cuarto enseguida y me tiré en la cama. ¡Qué estúpida fui! ¿Por qué me quedé mirándolo así? ¡Seguro que ya lo asusté!

Luego de un rato de reflexión me convencí de que no valía la pena frustrarse por un chico que no sabía ni quién era. Antes de juzgar a alguien, para bien o para mal, debes conocerlo, ¿verdad?

Y, como era de esperarse, al día siguiente él entró a mi clase de ciencias políticas. Me imaginé que vendría a mi colegio; está cerca de mi casa (y de la suya) y es el único que hay por la zona.

- Hola, ¿ésta es la clase 265, verdad? ¿Usted es el profesor Dunphy? - Preguntó mientras se sacaba los auriculares de los oídos.

En ese momento pude verlo con detalle: Su pelo era de color más bien marrón oscuro. Tenía labios finos y piel muy blanca, con pecas. Llevaba puesto un buzo rojo y unos jeans gastados.

Luego de hablar, echó un vistazo al resto del aula. Sus ojos hicieron escrutinio de cada cara sentada en un pupitre, hasta llegar hasta mí. Cruzamos miradas de nuevo y rápidamente, como tratando de esquivarme, se volteó hacia el profesor.

- Sí, tú debes ser el nuevo alumno. Me han hablado maravillas de tu rendimiento académico. Chicos, él es Asa. Viene de Inglaterra. Por favor, háganlo sentir cómodo.

Acomodó sus cosas en un asiento vacío al otro lado de la clase, cerca de la ventana.

¿Por qué el señor Dunphy tenía que mencionar la palabra 'cómodo'? Un flashback de lo que había ocurrido el día anterior vino a mi cabeza. Evité siquiera hacer atisbo del lugar donde él estaba en todo el tiempo que duró la lección.

No veía la hora de cambiar de clase para dejar de verlo. Quería evitarlo a toda costa pero, para mi sorpresa, estaba en todas mis clases. Incluso se unió al taller de teatro, del cual formo parte. No sé si lo hacía adrede o el destino me estaba jugando una mala pasada.

Cosas del destino (Asa Butterfield fan ficción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora