Capítulo 19: Fase dos (segunda parte)

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Desperté aquella mañana, esperando escuchar a mi padre y Ally hablando desde el comedor, o el olor a tortitas recién horneadas, pero me tomó unos segundos darme cuenta de que donde estaba no era mi casa. Estaba en un motel. En una habitación. En la habitación de Asa. Pero él no estaba allí.

Supuse que ya se habría levantado. La cama de dos plazas se sentía más vacía sin él a mi lado; estaba acostumbrada a dormir en mi ahora aparentemente pequeña cama de una plaza, y tener tanto espacio era raro. Me tomé unos minutos de licencia para quedarme en la cama, recostada, disfrutando del silencio. Estaba fuera de casa, y estaba haciendo algo que nunca me hubiera atrevido a hacer de otra manera. Me acerqué al lado de la cama de Asa. Tenía su olor.

Antes de dirigirme a mi habitación para prepararme, verifiqué que no estuviera en el baño, pero no hubo señales de vida. Abrí la puerta y fui a por mi bolso. Sólo me cambié la camiseta con la que había dormido, me peiné, me lavé los dientes y traté de dejarme lo más presentable que pude.

Al bajar a la recepción, me encontré con la misma señora que nos había atendido anoche, y en la misma exacta posición (¿Siquiera había ido a dormir?). Nos saludamos, y me encaminé a la habitación siguiente: el comedor. Era un salón enorme, y parecía aún más grande con tan poca gente en él. Pude ver a Asa sentado en una de las mesas del fondo, junto a la ventana. A la izquierda había dos mesas largas con el desayuno: tostadas, manteca y mermelada, bagels, waffles, fruta y queso. Todo se veía delicioso, y tuve que aguantar las ganas de ir a servirme algo en ese mismo instante. En vez de eso, me acerqué a donde se encontraba Asa.

Estaba examinando lo que parecía ser un mapa, que mostraba unos puntos marcados con marcador rojo en él. Tenía unas tostadas mordidas en su plato, y un café que ya se había enfriado.

- ¡Hola! -. Lo saludé, con una sonrisa. - ¿Qué haces?

- Hola, Isa -. Me saludó. - Estaba revisando el mapa de ruta. Nos desviamos un poco al parar en este motel, pero creo que podremos seguir sin problemas hasta nuestro próximo destino. Supongo que podríamos seguir por esta carretera... - Continuó, balbuceando. Se lo veía con muchos más ánimos que ayer.

Me acerqué hasta la mesa de desayuno. Tomé uno de los platos más grandes, y me serví todo lo que pude encontrar. Estaba muerta de hambre. También me preparé un café con leche. Volví a la mesa luego de eso. Asa estaba tan concentrado en el mapa y haciendo anotaciones en una pequeña libreta, que preferí no molestarlo. En vez de eso, desayuné en silencio, mirando a la ventana. Empezaba a lloviznar. Los autos pasaban a toda velocidad por la ruta adyacente, dejando rastros con las ruedas.

Me volví para verlo mejor. Sus ojeras habían desaparecido. Se había puesto una buena cantidad de colonia. Le tomé la mano, que descansaba a un costado del mapa.

Al darse cuenta del contacto, dio un respingo. Me miró unos segundos, cerró el mapa y dejó las cosas a un costado.

- Bien, creo que ya tengo todo organizado por hoy -. Concluyó. - ¿Cómo dormiste?

- Mejor que en el colchón de mi casa, eso seguro. Sentía que estaba durmiendo en una nube.

- Lo sé. Debe estar en mi top diez de camas más cómodas en las que he dormido.

- ¿Has dormido en tantas camas?

- Sí, ya sabes, cuando tengo alguna película y eso. He visitado unos cuantos hoteles.

- Oh, claro. Tiene sentido. Yo ya creía que habías tenido una etapa de gigoló en tu vida.

- No creo que hubiera sido bueno en eso -. Contestó, riendo.

Recogimos los platos y los dejamos en una mesa aislada, donde llevaban las cosas para lavar. Una vez en el vestíbulo, Asa me dijo:

- Voy a salir a un mercado cercano para comprar algo de comida para el viaje, y luego seguiremos camino, ¿okay?

Cosas del destino (Asa Butterfield fan ficción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora