XXII

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Pocas veces en mi vida había sentido la cara tan pesada, y esta era por mucho una de esas veces.

— ¿Podrías dejar la esponja ahí? Ya tengo suficiente base. – Me quejé.

— No, hazme caso, Win. Apuesto que me agradecerás cuando veas las fotos en la noche. – Repuso Ploy, obligandome a cerrar la boca.

Tomé el espejo de mano que había dejado por encima de la mesa plegable. Parecía que no había ni un solo poro en mi rostro, y se dedicaba ahora a sellarme la cara con polvos.

Suspiré porque ella era un caso, pero me mantuve en silencio. Después de todo, fui yo quién le pidió ayuda y ella es quien mejor sabe lo que hace.

— Vaya, te ves bastante bien, hermano. – Habló Frank, manteniendo una sonrisa en el rostro mientras removía las pertenencias de su mochila. – Toma, te traje un accesorio. – Habló, extendiendome una pequeña caja negra, que tenía en su interior un reloj en color blanco liso. Combinaría estupendo con la playera en color verde y el pantalón blanco que había elegido para ese día.

— Gracias, Frank. ¿Lo trajiste de casa? – Pregunté. Él sólo movió su cabeza hacia los lados, indicándome la respuesta.

— Lo compré hace unos días, para ti. Así que lo tenía en el coche. – Dijo.

Mis ojos se abrieron ligeramente, y él sólo golpeó mi hombro sin aplicar fuerza, disculpándose después con Ploy, por haberme movido justo cuando estaba aplicando el rubor en mis cachetes.

— ¿No dijiste tú qué no me pusiera sentimental? Parecía que estabas apunto de hacerlo. – Se burló.

— ¿Acaso esto es parte de tu venganza?

— Puede ser. No se me ocurrió mejor idea que ponerte sentimental el mero día de tu primer recital, supongo. – Sonrió. – Hablando de, ¿No es eso demasiado maquillaje? Ni siquiera puedo ver tu marca de varicela. – Habló, acercando su cara para analizarme de cerca.

— También se lo dije. – Me defendí. Ploy saltó de inmediato.

— Ni lo piensen. Sólo va a ser hoy, es una tarde importante, no se pongan así.

— Bien, lo siento. – Habló Frank, acariciandole la cabeza un segundo para tratar de animarla. – Tú eres la experta. 

Quise reír por la escena que estaban montando aquellos, pero un bostezo salió más rápido de lo que pude controlar, provocando que su atención volviera a mí.

— ¿No dormiste bien, Win? – Preguntó Ploy, pasándome alguna brocha por la cara y debajo de mis ojeras.

— No en realidad. Estaba estudiando la nueva colección.

— ¿Nueva colección? - Cuestionó ahora.

Asentí.

— Ujum. La marca tendrá una colaboración por el tercer álbum de estudio de Daisy – Comenté, asegurándome de que nadie escuchara lo que estaba desvelando. – No será una colección grande, pero son algunas cosas.

— Suficientes para quitarte el sueño, por lo que veo. – Habló la castaña.

Había pasado algunos días desde la rueda de prensa. La verdad es que mi vida no había cambiado en lo absoluto después de aquel día.

Seguía saliendo de clases por la tarde para llegar al trabajo, al igual que mis horarios de sueño y comida eran un completo desastre por sí solos. Pero al menos ya tenía un peso menos de encima, y me sentía un poco más aliviado dentro de lo cansado que aún seguía.

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