XXIV Especial: Bright pt 2.

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Me quedé dormido en la cama de Win después de los malabares mentales que me jugaba mi cabeza con toda la información que conseguí tan de repente.

Cuando desperté, Win estaba alado mío, estaba despierto y su mano estaba cerca de mi cabeza, sobre la cama.

— ¿Me estabas tocando? – inquerí con una sonrisa.

— Sí, y parecía gustarte. – Bromeó, manteniendo su mirada pervertida encima mío.

— Vaya, eres escalofriante. – Me enderecé, acomodando mi espalda en el respaldo de su cama. – ¿Siguen en la sala?

Win negó con la cabeza.

— Pear se fue con Pream hace un rato. Les convencí de hablar de esto más tarde.

— Gracias. – Musité.

— No hay de qué...pero creo que deberías decidir rápido, no hay que dejarle mucho espacio para escapar, atacar o alguna otra cosa que tenga en mente.

— Entiendo que te preocupes, Win. Pero mañana la buscaré.

— ¿Eres idiota? ¿A su casa? – Me regañó.

— ¿A dónde más?

— No sé, un lugar público. – Repuso.

— No creo poder hablar de algo tan delicado en un lugar público, Win.

— ¿Y si te acompaño?

— No, ni lo menciones. - Me apresuré a decir.

— ¿Ves? Ni siquiera tú confías en ella.

— Sí, no confío en ella, por eso no te arrastraré conmigo. Tú arreglaste las cosas con tu padre por tu propio pie, déjame hacer lo mismo con ella. - sugerí.

Win sacudía su cabeza de un lado a otro, mostrando su descontento ante mis palabras.

Le tomé el rostro entre mis manos, provocando que parara sus gestos y se concentrarse únicamente en lo que estaba por decirle. Este me espero intranquilo, comiéndome vivo con la mirada, y no de la forma en la que me gustaría.

— Estás haciendo un lío de más, Win. No creo que sea tan malo, ¿Sí? Voy a estar bien.

— ¿Y vas a denunciar?

Otra vez esa pregunta. Misma a la que aún era incapaz de dar una respuesta.

— Bright. - Win me observó con enojo, quitando mis manos de su rostro mientras se alejaba de mí. – No puede ser que le estés teniendo tanta consideración a este punto.

— No he dicho que no vaya a hacerlo.

— ¡Pero tampoco has dicho que lo harás! Todo lo contrario. Parece que estás teniéndole más y más compasión.

— Win, la cárcel es un lugar peligroso.

— ¿Y eso qué? Ella hizo de tu vida un lugar peligroso, ¿Debo recordarte la vez que esos bastardos te golpearon? No tienes ni idea de todo lo que pasó por mi cabeza a raíz de eso. Cuánto me culpaba de no poderte encontrar antes y haberte dejado pasar por eso solo, ¿A ella le importó, acaso? No, jamás lo hizo. Ella lo provocó todo y no mostró ni una pizca de remordimiento por ello. Nos exhibió delante de todos y tuvo el descaro de confirmarlo en mi cara, ¿Por qué estás dejándola así? – protestó.

— Win-

— No, Win nada. - Me cortó, poniéndose de pie. - Vete a tu casa.

Sus mirada hervía en fuego, estaba furioso y la forma en la que me corrió de su cuarto era demasiado dulce a comparación con la mirada que ponía en mí.

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