IX

3.5K 417 207
                                    

Tan pronto como abrí mis ojos pude sentir mi cabeza latiendo como si tuviera vida propia. Incluso el ruido de una mosca me haría explotar sin necesidad de amplificadores.

No pude evitar tratar de mover mi mano para darme cuenta que estaba entrelazada junto a la de alguien más; alguien que la cobija no me permitía distinguir, pero que desde luego tenía el presentimiento de saber quién era.

Las cosas se pusieron peor cuando por fin termine de despertarme, sintiendo algo que estaba apoyado sobre mi trasero. Me liberé de aquella mano que sostenía la mía y deslicé mi mano hacia atrás en busca de aquello que estaba molestándome; sentí un bulto cubierto bajo una tela, lo apreté sin brusquedad y escuché un quejido bien conocido atrás mío, haciéndome reaccionar por completo.

>> ¡Joder, es Bright! <<

Salté por un momento cuando recobré la conciencia y luego me giré de la forma más discreta que pude, para encontrarme con el rostro de Bright reposando en la almohada, a pocos - muy pocos - centímetros de mi cara. Me sentía horrorizado ante la escena que estaba presenciando en carne propia y para mi mala suerte, esta vez no había estado lo suficientemente borracho como para no recordar que lo dejé abrazarme durante toda la noche. Y aún peor que eso, disfruté de ello cada segundo antes de caer dormido.

Volviendo mi vista hacia aquello que estaba molestándome, parecía que algo en él ya estaba completamente despierto. Y aunque el mío también lo estaba, al menos yo no lo tenía rozando culos ajenos sin pedir permiso.

Me alejé un poco de su lado para poder evitar cualquier tipo de roce. A pesar de que esta vez era consciente de todo o de la mayoría de cosas que habían sucedido, no iba a hacer como que nuestra confianza creciera tanto como para dejarlo restregarse en mi trasero.

Mis ojos subieron de nuevo a su rostro y sentí el impulso de querer tocarlo; cosa que me negué. Bright estaba completamente dormido y sus labios estaban ligeramente entreabiertos. Donde días antes o incluso ayer estaba seguro de que lo primero que habría pensado era en si se lavó o no los dientes, en ese momento lo único que pasaba por mi mente era la sensación que sus labios habían dejado en mí aquella vez en el jardín, más mis absurdas fantasías de la borrachera pasada. Esas dos escenas repitiéndose una tras otra hasta mezclarse. Se había sentido tan bien que, de no ser porque estaba en riesgo de que este despertara, posiblemente lo hubiera hecho de nuevo.

¿Cómo podía un hombre parecerme tan atractivo ahora? ¿Son estos acaso los efectos de la cruda?

>>No vuelvo a beber tanto como para fantasear con los labios de ese idiota. <<

Su piel se veía tan suave y sus labios tan lindos, ¿Siquiera estaba dormido o estaba fingiendo estarlo en una pose tan perfecta? En realidad, era sospechoso. A pesar de que su cabello estaba hecho un completo desastre, su rostro se seguía viendo tan pulcro como todos los días. Empezaba a pensar que Bright ni siquiera era humano.

Tal vez era un alíen, pero uno muy caliente, pues parece que estar una semana sin tener sexo no era parte de su estilo de vida y tampoco perdía la oportunidad para conocer chicas de todos los años posibles.

>> ¿Podría ser del tipo de chicos que buscarían una Sugar Mommy? <<

Después de debatir un poco conmigo mismo sobre el por qué Bright no podía dejar la calentura y reírme un poco de mis propias ocurrencias, le di una última mirada a su anatomía, aventándole el resto de la cobija mientras me salía lentamente de su cama. Busqué mis tenis en el suelo para ponérmelos enseguida y salir de ahí antes de que se despertara. Apenas llegué a la puerta escuché ruidos a mis espaldas, por lo que salí disparado encontrándome del otro lado con una Pear recién levantada que servía una taza de café junto a un pan tostado y lo llevaba sobre la mesa.

EnchantedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora