VI

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Era sábado por la mañana y la única razón por la que me había levantado temprano era porque Frank me había insistido en vernos a las 10:am en el centro comercial para comprar algo de ropa.

Esa misma tarde teníamos la fiesta de inauguración.

Sí, esa que se supone que sería el viernes, pero en vista de que adelantaron los clubes, decidieron moverlo al sábado.

No tenía compromisos fuera de ese, pero hubiera disfrutado más de un sábado tranquilo en mi casa y no de una bulliciosa fiesta nocturna. Por otro lado, seguro que Frank me preguntaría sobre mi primera clase en el club, y no estaba muy orgulloso de decirle que fui brutalmente rechazado en el primer intento de ligarme a una de mis maestras.

Como fuera, él ya estaba advertido de que mi vida estaba llena de tragedias, y si no me lo había creído; después de hoy lo iba a comprobar.

— ¿Te levantaste? - Gulf entró a la cocina, tomando una taza para servirse un poco de té.

Yo asentí mientras llevaba el vaso con leche a mis labios, bebiendo un sorbo de este.

— ¿Irás a casa de Pear? - Preguntó de nuevo, bebiendo de su taza.

— No, voy con Frank.

Gulf abrió sus ojos con algo de sorpresa y asintió con una sonrisa.

— Eso es bueno, debe ser buena onda. - Rio ligeramente.

Podía entender que Gulf se haya sorprendido un poco; después de ver a su hermano salir durante dos años con una sola dirección, el cambio debió notarse. Incluso para mí se sentía demasiado extraño pensar en salir con alguien que no fuera Pear y sus amigas.

Ahí me di cuenta cuán asocial me había vuelto, y sin duda alguna, tenía que hacer algo para cambiarlo. No quería vivir alrededor de dos personas toda mi vida.

La idea de pasar más tiempo con Frank no me desagradaba en lo absoluto. Hablar con él durante clases era divertido, y estaba acostumbrándome rápidamente a su compañía.

— Lo es, te lo presentaré algún día. - Sonreí. Él asintió de igual forma.

—Y entonces, ¿Irás a la fiesta de inauguración? - Preguntó dejando su taza a un lado. Se sentó en una de las sillas color madera de la barra y empezó a jugar con las manzanas que había en el frutero.

— Sí, ya oíste a papá. Aparte, después de cerrarme tanto a hacer amigos, tengo que recuperar mis habilidades para socializar - Suspiré resignado, sentándome junto a él.

Este sólo sonrió divertido, haciéndome saber que me esperaba una burla después de esto.

— Y para ligar también. Ya tienes telarañas en los labios de tanto tiempo que llevas sin besar. – Se burló, apuntando su índice a mi boca con una expresión de diversión.

Una imagen fugaz apareció en mi mente y mis ojos inmediatamente se escabulleron por la tenue luz que entraba por la ventana de la sala, empujándome a dejar mi vaso de leche sobre la barra para caminar nerviosamente fuera de la cocina.

Gulf cambió de expresión de forma inmediata, siguiéndome con euforia; jaló mi hombro y me sacudió alocadamente con el mero fin de hacerme voltear para darle la cara sus preguntas.

— No me digas qué... ¿Ya lo hiciste, Metawin? - Me cuestionó con una gran sonrisa. - ¡Eso es! Estoy tan orgulloso de mi hermano – gritó alebrestado, mientras golpeaba mi espalda suavemente.

>> Si supieras con quién fue, no creo que estarías así de contento, hermano <<

Pensé.

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