XXV

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Me observé una y otra vez frente al espejo. La camisa, el pantalón, mi cinturón favorito y el reloj color blanco que Frank me había obsequiado semanas antes.

— Me veo bien, jodidamente guapo, Metawin.

Me atreví a halagarme. 

Ajusté los botones de mis muñecas antes de ir hacia el tocador y pasarme el peine hacia atrás para liberar mi frente. Me había gustado mucho la vez en la que Frank me había peinado para la fiesta. Fue la primera vez que me vi a mí mismo sin los cabellos cubriéndome parte de la frente y tengo que rescatar que me quedaba bastante bien.

Frank no hacía ningún ruido en la habitación de alado, pero le escuchaba arrastrar los pies por el suelo como si estuviera caminando de un lado a otro.

Estábamos apunto de ir a casa de Pear y Bright. Era la primera vez de Frank en aquella casa.

Al día siguiente, Pear tomaría su vuelo a Francia y su madre había propuesto hacerle una cena de despedida. Incluso mi madre y Gulf se iban a unir a la reunión. Iba a ser una noche emocionante y mi madre por fin iba a conocer a Bright, como tanto había estado esperando.

Todo tenía pinta de ser un buen día, o al menos para mí. Esperaba que Frank pudiera hablar con Pear en algún momento y que no se sintiera como la vez pasada en el Karaoke.

Pear se había pasado indiscutiblemente aquella vez, pero tampoco podía culparla por querer probar suerte en otras tierras. A pesar de que una parte de mí seguía muy aferrado a ella, sabía que la decisión no dependía de mí, sino de ella. Y sí después de pensarlo todo este tiempo, Pear pensó que esto era lo mejor, no quedaba otra opción más que hacer que se llevara un buen recuerdo de este lugar.

Salí de la habitación y terminé de envolver el regalo de despedida que había elegido para ella. Un juego de velas aromáticas que sabía que Pear iba a amar y usaría apenas llegara a Francia, si es que no le decían algo en el aereopuerto.

Esperaba que ese no fuera el caso, por supuesto.

— ¿Estás listo? ¿Falta algo más? - preguntó Frank desde su cuarto. Le escuché ponerse perfume desde afuera.

— Sí, estoy listo, ¿Qué hay de ti?

— También, creo que podemos irnos.

Frank salió de la habitación y dió un gran respiro. Se veía bastante guapo, como todos los días, pero tenía la impresión de que hoy en especial había hecho algo más por su cabello. Y estaba mostrando un poco de sus clavículas de forma descarada.

Mi amigo era todo un galán.

Tomó las llaves y lo seguí por detrás. Al llegar al auto, una llamada entró a mi teléfono; era mi madre.

Dijo que iban en camino y que estaban bastante cerca del lugar. Podía ser que ellos llegaran primero, pero esperaba poder estar ahí para preparar a Bright antes de que mi madre lo secuestrara para halagarlo y llenarlo de cumplidos.

Mi mamá tenía muchas ganas de saber de él personalmente, me lo decía siempre que hablábamos pero nunca había tenido la oportunidad de organizar algo para juntarlos. Esta vez las cosas no serían sobre nosotros, pero decidí invitarla porque al igual que Gulf, sabía que ella también le tenía aprecio a Pear.

Fue mi compañía más fiel durante tanto tiempo, entraba a la casa con regularidad. No tanto como yo a la suya, porque quería evitar que mi padre la hiciera sentir incómoda de alguna forma, pero igualmente había sostenido un par de platicas con mi familia.

Frank dejó la botella de Champaña en el portavasos del auto, él tampoco quiso llegar con las manos vacías.

Me preguntaba cuál iba a ser la impresión de la señora Thanatsaran cuando lo conociera. Esperaba que sería una buena. Si se había ganado a mi padre en su tiempo, con confianza se ganaría a la familia de Pear.

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