Rojo bajo fuego (BORRADOR)✔

Capitulo 15.- Segundas Oportunidades

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Capitulo 15.- Segundas oportunidades.

Belle

El silencio reinaba entre nosotros desde hace horas y el que Nate no dijera ni una sola palabra me ponía nerviosa, tenía miedo de que sospechara algo de lo acababa de ocurrir.

Unos minutos más tarde decide tomar asiento en un sofá frente a mí, lo observo revolver su cabello con su mano mientras deja caer su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos.

—Nate.

—Ahora no.

—Pero...

—Ahora no, Belle— levanta un poco la voz.

Lo escucho suspirar cansado, realmente se ve mal hay pequeñas bolsas grises debajo de sus ojos, luce como si no hubiera dormido en años.

Ansiosa comienzo a dar pequeños golpes al suelo con mi pie, haciendo que él se moleste y decida hablarme.

— ¿Por qué decidiste salir por la ventana de la habitación de huésped y sin tu anillo de seguridad?— pregunta dirigiendo su mirada hacia mí—. ¿Qué era eso tan urgente para que la hija del presidente tuviera que salir como delincuente en la madrugada de su propia casa?

—Kelly no debió de llamarte, no era necesario que vinieras.

—No era necesario que viniera—repite con una risa irónica—. Unos segundos Bel, unos malditos segundos y estarías muerta.

—Pero no lo estoy.

—Porque llegamos a tiempo, ¿qué diablos estabas pensando, eh? —su voz se elevaba causando eco por toda la habitación —. Si algo te hubiera pasado.

—Pero no me paso nada.

—Sigues aferrada a lo mismo, sigues sin medir el peligro en el que te enfrentas, no eres una joven común Bel, eres la maldita hija del presidente, que no tienes claro eso ¿o qué? Todo esto es un juego para ti, tu padre las últimas semanas ha sido saboteado, han estado entrando a la base de datos de los Estados Unidos—se levanta furioso del sillón pasándose las manos por su cara frustradamente—. Sabes lo difícil que es ingresar sin ser detectado a la base de datos, ni los mejores hackers del planeta pueden hacer eso— continua dándome la espalda.

—No tenemos ni una jodida pista o algo que nos conecte con los atacantes, no sabemos si se trata de los rusos, los iranís, los turcos, absolutamente nada— se da vuelta para seguir hablando—. Solo sabemos que son jodidamente poderosos, no cualquiera se arriesga a declararle la guerra al presidente de manera silenciosa.

El pecho de Nate sube y baja violentamente mientras se queda mirando el suelo analizando todo lo que acaba de contarme. Al no escuchar una respuesta de mi parte continúa hablando.

—Sabes lo que sucedió a unos kilómetros donde te encontrabas.

Niego con la cabeza.

— Por supuesto que no lo sabes —susurra para el mismo—. Encontraron cientos de niños migrantes secuestrados y los atacantes estaban muertos, ¿sabes lo que pensé cuando recibí la llamada de Kelly mientras escuchaba el anuncio de los niños?— su mirada se mantiene fijamente en mi—. Que algo te había pasado, pensé los peores escenarios e incluso estaba preparándome para encontrar tu cuerpo sin vida.