–Mami no tengo sueño – oí a mi espalda mientras acababa de prepararme en mi baño. Cuando me giré me encontré con Hope en pijama, tenía los ojitos medio cerrados y estaba arrastrando su peluche favorito, por supuesto un mono.
–Pero bueno que haces levantada – dije sin poder evitar una leve sonrisa. La había dejado en su cama según yo profundamente dormida hacia quince minutos – ¿Segura que no tienes sueño? – pregunté agachándome para alzarla en mis brazos.
Negó con la cabeza, y aunque su cara adormilada decía lo contrario, la senté al lado del lavabo mientras daba el último retoque a mi maquillaje.
–Estás muy guapa, mamá – habló mirando con detalle mi rostro. Estaba acostumbrada a estar conmigo casi las veinticuatro horas del día, se entretenía observándome y luego siempre la pillaba imitando algunos de mis gestos. Era demasiado gracioso verla, parecía una versión de mí en miniatura.
–Gracias, monito – sonreí guardando todo de nuevo en mi neceser – Pero no me vas a convencer con eso. Hay que irse a la cama – comenté cogiéndola de nuevo en mis brazos para llevarla de vuelta a su cuarto.
Antes de ir a buscarla a Pittsfield donde pasamos unos días en familia, aunque Hope ya llevaba una semana allí mientras yo organizaba la mudanza en Los Ángeles, ya tenía el piso de Boston totalmente preparado. La mayoría de cosas: muebles, juguetes, adornos eran los mismos que tenía en su antigua habitación, pero había añadido alguna cosa nueva pensando en que la ilusión le haría extrañar menos los cambios que nos rodeaban. Y había acertado, Hope estaba encantada con su habitación. Era de un tono blanco con detalles en un azul claro muy bonito, a mi hija le encantaba jugar con todo tipo de juguetes desde muñecas a coches pero si había algo que le encantaba eran los superhéroes. Y como decía siempre Alex, no tenía mal gusto, su favorito era Capitán América, me reí mentalmente pensándolo mientras la acostaba en su pequeña cama.
– ¿Quieres que deje la luz encendida un rato? – cuestioné encendiendo la figura de estrella que tenía en la mesita de noche.
– ¿Dónde vas mami? – preguntó con el ceño fruncido. Hope podía parecerse físicamente a mí. El color de sus ojos era idéntico al mío, y su pelo castaño, quizás un pelín más claro, su nariz, la forma de su carita, todo era mío. Menos sus gestos: su ceño fruncido cuando se molestaba, su nariz arrugada cuando se concentraba y su sonrisa con ojos achinados y hoyuelos, eso era todo de él.
–Voy a salir a cenar – respondí quitando aquellos pensamientos de mi cabeza.
– ¿Con quién? – cuestionó. Le encantaba preguntar sobre todo.
–Con el tío Alex, la tía Lily y Marcus – respondí sonriendo.
– ¿Y yo por qué no puedo ir?
–Porque tienes que dormir, monito. La tía Allison se va a quedar contigo. Y mamá estará aquí cuando te despiertes por la mañana.
Hope me miraba no muy contenta con lo que le acababa de decir, pero antes de que pudiera hablar mi hermana entró en la habitación.
– ¿Pero que hace todavía esta señorita despierta? – preguntó en tono cariñoso.
–Mami se va de cena – le soltó haciéndonos reír.
–Ya lo sé, pero yo me voy a quedar aquí contigo. ¿No quieres pasar la noche con tía Alli?
– ¿Me lees un cuento? – inquirió Hope.
–Claro que sí, cariño. Voy a despedir a mamá, y ahora vuelvo – dijo haciendo un gesto hacia mí para salir del cuarto.
–Duerme bien, monito. Te quiero mucho, mucho.
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Quiero Amarte#3 Trilogía EDL
Novela JuvenilCuatro años, cuarenta y ocho meses, más de doscientas ocho semanas, mil cuatrocientos sesenta días y más de treinta y cinco mil horas. Ese es el tiempo que Jamie y Jayson llevan sin verse. Cada uno ha seguido su vida intentando no saber nada de la d...